Cantar por no llorar

AutorAndrés Henestrosa
Páginas64-66
64
ANDRÉS HEN ESTROS A
Cantar por no llorar
Un capítulo muy interesante acerca de la inmigración mexicana en los Estados
Unidos, es el que se refiere a los corridos que para narrar sus penas componen
los braceros, contrabandistas y delincuentes de toda laya. Reunir ese material
riquísimo, sería una buena labor de los empleados de embajadas y consulados
si no fuera porque frecuentemente se avergüenzan de su origen, o bien por
llevar muchos años lejos de México, se han descastado sin lograr acomodarse
plenamente a un medio que a menudo los rechaza. En cambio, los inmigran-
tes, principalmente los que llegan a los Estados Unidos, engañados con el
señuelo de un salario en dólares, cruzan la frontera con el acervo total de sus
sentimientos nacionales, con la esperanza cierta de que un día habrán de volver
al pueblo donde se quedaron los padres, los hijos y la mujer amada. Puede
faltar la maleta, pero no la guitarra, amiga y compañera de su soledad, buena
para entretener las horas del destierro, para desgajar de la amarg a realidad,
una brizna de alegría. Nunca como entre ellos el Corrido tuvo una función
informativa, como hemos convenido en señalarlo, entre otras excelencias. Ca-
rentes de periódicos, sin la lengua del país, en los versos incorrectos del Corri-
do encuentran el medio de comunicar los sucesos de su vida, dar rienda suelta
a sus bravatas, exagerar su valentía, resumir su desdén a cherifes y enganchis-
tas: desahogos y desquites contra las desigualdades de la suerte.
Un día, caminando por el populoso barrio mexicano de Chicago, me salió
al paso uno de esos corridos, tan bien cortado y característico, y tan densa-
mente teñido de añoranzas y melancolías, que no resistí suplicar a los cantores
que lo repitieran hasta aprenderlo. Y es el que ahora pongo a continuación para
solaz de trovadores y coleccionistas.
El 28 de abril
a las seis de la m añana
salimos en un e nganche
pa’el estado de Pensilva nia.
Mi chinita me decí a:
–Yo me voy en esa agencia ,
para lavarte tu ropa,
para darte tu asiste ncia.

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