Para-guyeu

AutorAndrés Henestrosa
Páginas89-90
POR EL CAMINITO negro se oían redondos,
limpios como los cascos que los dibujaban,
los pasos del burro, y de cuando en cuan-
do, una palabra de José y otra de María.
Dice la leyenda que iban de Belén a Egip-
to, huyendo de Herodes y que sólo podían
huir de noche. Y que el ave nocturna cuyo
nombre es el significado de su grito, saliéndoles al camino
parecía preguntar a uno de los tres, quizá a Jesús: –Para-
guyeu, que interpretado es: –¿Dónde fuiste?
Cubría el camino, pero el burro, como un ciego sordo,
pasaría sobre ella, si el ave no abriera una fuga con las alas para
cerrarla más adelante y repetir, tendida en la tierra, la pre-
gunta.
Cuando amanecía los peregrinos esperaban, escondidos
en el monte, a que la noche regresara; el ave, como del mun-
do entero desaparecía también. Apenas sin salidas alumbradas
cerraba la noche sus puertas, los fugitivos continuaban su
marcha; y el para-guyeu formulaba otra vez, hasta amanecer,
de trecho en trecho, su pregunta. Su voz era grande, pare-
cía del tamaño de la noche, del tamaño del mundo, y la divi-
na pareja se bañaba de temor, pensando que Herodes podía
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Para-guyeu

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