La milpa salva a Jesús

AutorAndrés Henestrosa
Páginas91-91
ERA EL mediodía, en tierras de Ixhua-
tán. Caminaba Jesús, perseguido por
los judíos, por un entrecerco, rumbo al
río Ostuta. Muerto iba de sed y de calor.
De pronto vio venir por la otra punta del
camino, el otro extremo del entrecerco, a otra
banda, o partida de judíos que le cerraba el paso.
Había allí cerca, a su derecha, un sembradío,
una milpa recién nacida –en du’za’. Hacia la
sementera se precipitó Jesús, arrastrándose bajo la última hi-
lera del alambrado. La milpa creció en un instante: de du’za’
que era se hizo señorita, que es como se la llama cuando la
mata de maíz suelta la cabellera multicolor. Entre las matas
tuvo Jesús, otra vez, nueva salvación, ante el azoro de los
judíos.
Y éste fue uno de los más portentosos milagros de la
pasión del Señor.
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La milpa salva a Jesús

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