Bendayuuze

AutorAndrés Henestrosa
Páginas57-60
SUCEDIÓ ante los ojos de una mujer la pleni-
tud de su vientre; pero los ayes no se encon-
traron: la mujer tenía marido. Cuando se
unieron sus exclamaciones fue aquella noche
en que el niño, con tres meses apenas de vida, des-
de el vientre de la madre habló y lloró.
La mujer despertó a su compañero y, llena de espanto, le
contó el suceso.
–No podemos hacer nada; duerme, y si otra vez habla y
llora, pediremos a los viejos la palabra que nos explique la
causa.
Así fue. Y aquellas dos cosas no se repitieron hasta cuan-
do al niño le faltaban treinta días para nacer. Sin embargo, no
recurrieron a los viejos. Esta vez el hijo explicó que por ser
orden alta la que obedecía no debían temer y terminó di-
ciendo que al nacer sabrían lo demás.
Desde entonces una ansiedad los tomó del brazo y con
ella se pusieron a vivir. Y se hicieron más largas las horas. Cada
vez que un día se desplomaba sobre el mar, y por los montes
volvía trotando la noche, los padres sentían un gran regocijo
porque el nacimiento se acercaba. Y se echaban a dormir en
tanto el nuevo día llegaba, y haciéndose delgado se colaba
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Bendayuuze

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