Democracia interna en los partidos políticos

AutorFlavia Freidenberg
Cargo del AutorPolitóloga, doctora en ciencia política y profesora ayudante en la Facultad en Ciencia Política de la Universidad de Salamanca.
Páginas627-678
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XXV. DEMOCRACIA INTERNA EN LOS
PARTIDOS POLÍTICOS
FLAVIA FREIDENBERG
1. INTRODUCCIÓN
Este capítulo analiza el modo en que los partidos en América Latina selec-
cionan a sus autoridades y a sus candidatos para cargos de representación
popular. El objetivo de este trabajo es explorar los grados de democracia in-
terna de los partidos latinoamericanos; identificar factores que condicio-
nan la utilización de diferentes mecanismos de selección de candidatos
y de autoridades, así como también los efectos que el uso de un determina-
do tipo de mecanismo tiene sobre la democracia interna. Este trabajo no
examina todos los elementos que afectan la democratización dentro de los
partidos, sino que sólo se centra en dos dimensiones, la de selección de
candidatos y de autoridades, dejando para otros capítulos de esta obra el
tratamiento de cuestiones tan importantes como la igualdad de oportuni-
dades de los militantes, la participación de las mujeres (véase el cap. XXVI),
jóvenes y grupos étnicos (véase el cap. XXVII) en el partido y el control in-
terno hacia los que toman decisiones.
El creciente descrédito de los partidos ante la opinión pública latino-
americana junto con una profunda frustración sobre sus comportamientos
en escenarios democráticos, tras décadas de gobiernos autoritarios, obligó
a muchos partidos a introducir cambios organizativos orientados a una
mayor democratización. Un número importante de partidos reformó sus
prácticas antes de que hubiera un consenso generalizado en la región res-
pecto a la necesidad de las mismas, y más como una manera de resolver
conflictos internos entre facciones o peleas por el liderazgo. De este modo,
viejos partidos incorporaron mecanismos electivos en sus estructuras oli-
gárquicas, así como nuevos partidos irrumpieron en la escena política para
introducirlos en la agenda como una manera de combatir la política tradi-
cional. La presunción era que centrar las nominaciones en las cúpulas (o
en un líder) era mucho menos democrático que realizar un proceso electo-
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ral y que aquellos que eligieran a sus candidatos mediante mecanismos
competitivos (como las elecciones), fundamentalmente abiertas —con la
posibilidad de participación de los ciudadanos—, tendrían más probabili-
dades de ser democráticos internamente y, con ello, de disminuir la distan-
cia entre ellos y los ciudadanos.
En este trabajo se pretende reflexionar sobre esa idea, a partir de las re-
formas que se han llevado a cabo en los diversos países de la región y de las
experiencias de cambio que los partidos han tenido tras la incorporación
de mecanismos competitivos para la resolución de sus candidaturas. El es-
tudio se estructura en cuatro partes. En primer lugar, se presentan las re-
formas en las reglas constitucionales y electorales realizadas en torno a la
selección de candidatos y de autoridades en América Latina en el periodo
postransición. En segundo lugar, se sistematizan los procesos de selección
de candidatos empleados en más de 60 partidos de 18 países de América
Latina.1Debido a la naturaleza comparada de este ejercicio, es factible que
muchas de las especificidades nacionales y partidistas no estén lo suficien-
temente desarrolladas. En este sentido, el objetivo es establecer patrones co-
munes de reglamentación normativa y de funcionamiento partidista, así
como también respecto a la interacción de las organizaciones con su entorno
institucional, ya que los partidos no viven en el vacío sino que se comportan
condicionados por un contexto, en el que destacan las reglas electorales, que
son las que generan incentivos para que los partidos implementen determi-
nadas prácticas. En tercer lugar, se analiza el modo en que se seleccionan
autoridades en los partidos mencionados. A diferencia de la selección de
candidatos, este proceso ha sido menos tratado tanto por los partidos como
por los analistas. Resulta mucho más difícil que las cúpulas cambien los mé-
todos de “autodesignarse”, ya que precisamente atentan contra los puntos
neurálgicos del control político-partidista. Aun así, se esboza un primer
1Los países incluidos en este análisis son: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica,
Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Pe-
rú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Los materiales empíricos utilizados forman
parte de las bases de datos construidas para el Proyecto “Partidos Políticos y Gobernabilidad
en América Latina” (Ref. Sec97-148), dirigido por Manuel Alcántara Sáez, financiado por la Co-
misión Interministerial de Ciencia y Tecnología de España (1997-2001) y adscrito al Instituto
Interuniversitario de Estudios de Iberoamérica y Portugal de la Universidad de Salamanca. Los
partidos analizados son los elegidos en el marco de esa investigación, siguiendo el criterio de
relevancia, esto es, que un partido político satisfaciera una serie de condiciones básicas, entre
las que se encuentran el respaldo electoral, la presencia territorial, su capacidad de chantaje y
su capacidad de gobierno. Los resultados de esta investigación están en Alcántara y Freiden-
berg (2003).
intento de sistematización de esos procesos de toma de decisiones. Final-
mente, se analizan algunos de los efectos que los cambios introducidos en
la forma de selección de candidatos han tenido sobre el funcionamiento
de los partidos y se esbozan algunos comentarios a modo de conclusiones,
identificando los elementos que condicionan la inclusión de mecanismos
más competitivos en los procesos de toma de decisiones partidistas.
2. BASES CONSTITUCIONALES,DEMOCRACIA INTERNA
Y FUNCIONAMIENTO PARTIDISTA
La necesidad de democratización de los partidos latinoamericanos llevó a
que la clase política utilizara, en diversas ocasiones, el ordenamiento jurí-
dico del Estado para autoobligarse a emplear mecanismos más democráti-
cos en los partidos. Estas medidas se sostuvieron sobre la base de que el
texto constitucional, el Código Electoral u otras leyes, podía regular aspec-
tos relacionados con la organización interna de los partidos. Aunque esto
pudiera parecer una cuestión sencilla; en verdad, no lo es. Todavía no exis-
te consenso respecto a si el Estado debe influir en la manera en que los par-
tidos se organizan y funcionan por ser sujetos de derecho público o si, por
el contrario, éstas son entidades de derecho privado que no pueden ser re-
guladas externamente, aun cuando las exigencias de democracia interna
sean razonables. Es cierto que un reto para todo ordenamiento constitucio-
nal y legal consiste en respetar dos principios centrales de la convivencia
democrática: por un lado, el derecho de participación democrática de los
afiliados y, por otro, el derecho de autoorganización de los partidos (Oroz-
co Henríquez, 2003: 8). Un exceso de control del Estado sobre los partidos
supondría una pérdida de autonomía de éstos para tomar sus decisiones,
aun cuando fuera en nombre de los derechos de los afiliados, pero su total
ausencia puede disminuir seriamente cualquier impulso de democratiza-
ción interna.
En América Latina no hay una posición común sobre el tema. Los par-
tidos son asociaciones de ciudadanos que constituyen personas jurídicas
de derecho privado en Panamá, Brasil, Perú, Chile y Ecuador mientras que
en Argentina, México, Paraguay, República Dominicana, Nicaragua, Gua-
temala, Bolivia y Colombia se les considera personas jurídicas de derecho
público. En Costa Rica, El Salvador, Uruguay y Venezuela son casos mix-
tos, toda vez que la selección de autoridades, como dimensión interna, es-
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