Candidaturas independientes

AutorJosé Luis de la Peza
Cargo del AutorEgresado y profesor titular de derecho romano de la Escuela Libre de Derecho
Páginas613-626
XXIV. CANDIDATURAS INDEPENDIENTES
JOSÉ LUIS DE LA PEZA
1. ESTADO,PARTIDOS Y SOCIEDAD CIVIL
A partir de la segunda mitad del siglo pasado, es posible advertir en Occi-
dente la difusión de mecanismos de integración política no reducidos a la
exclusiva actividad de los partidos.
Es sabido, por ejemplo, que alrededor de dicha época comenzó en Ita-
lia un debate doctrinal, el cual acentuó la función instrumental de los par-
tidos políticos y se hizo portavoz de la necesidad de que guardaran mayor
proximidad con la sociedad civil. El contexto en el que se desenvolvió esta
postura revisionista (Leibholz, 1966 y 1971) fue el de la ampliación de la es-
fera de lo público en el Estado democrático, en tanto que no podía quedar
identificada con la organización estructural estatal, ni con los procesos ins-
titucionales de decisión, sino que era necesario extender sus alcances para
dar cabida a los diversos aspectos de la libre discusión de las ideas y a los
grupos no institucionalizados de la sociedad, cada vez más demandantes.
Fue así como —a principios de la década de 1960— la doctrina italiana
llegó a contraponerse a lo que se denominó partitocrazia. Las críticas se hi-
cieron recaer sobre los siguientes temas, relacionados todos con la actividad
de los partidos en sus vínculos con el Estado: la merma del cuerpo electo-
ral en su capacidad de toma de decisiones, como consecuencia del mono-
polio de los partidos políticos en el registro de candidaturas; la instrumen-
talización de los órganos del Estado, a fin de presentar como oficiales las
directivas marcadas por los partidos; la práctica que consiste en obstaculi-
zar los procesos de la legítima formación de la voluntad estatal, suplantada
por los pactos y acuerdos entre los partidos; el desprestigio de la clase polí-
tica y la aniquilación de la independencia de los legisladores en lo individual;
la injerencia de los partidos en los órganos del Ejecutivo (Calise, 1994).
Como resultado de la polémica, fue posible perfilar la síntesis de dos
posiciones hasta entonces consideradas como antagónicas, pues, por una
parte, los partidos políticos fueron concebidos como organizaciones extra-
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