De la sociedad disciplinaria a la sociedad de control

AutorPablo de Marinis
Páginas313-343

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La estrategia global de una sociedad unificada y disciplinaria que se defiende a sí misma, y que responde al "anticuado" concepto del combate a la delincuencia, ha estallado. Más aún, se ha fragmentado en opciones inéditas de acción, intervención y tácticas regulador, originadas por la emergente "sociedad de control". Ante esta realidad, es imprescindible contar con nuevas herramientas conceptuales que permitan entender el mundo de nuestros días.

1. Los múltiples adjetivos de la inseguridad

La inseguridad se ha vuelto en los últimos años una cuestión problemática en todo el mundo. No hay discurso político que no incluya alguna mención acerca de ella. Los me-

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dios de comunicación difunden día y noche las noticias vinculadas a ese campo. Las iniciativas arquitectónicas o urbanísticas realizan consideraciones acerca de la inseguridad desde la misma fase de diseño de los ambientes. Los individuos y las familias toman cada vez ms en consideración la inseguridad de los vecindarios antes de decidir su lugar de residencia. Las demandas ciudadanas suelen incluir algún ítem vinculado a la inseguridad, y la no satisfacción de estas demandas genera variadas formas de protesta. Los gobiernos asignan lugares prioritarios de sus agendas a la realización de acciones diversas contra la inseguridad. Las instituciones universitarias incorporan la problemática de la inseguridad en sus programas de investigación.

El concepto principal, utilizado siempre y en todo discurso, es sin duda el de inseguridad. Pero para el análisis reviste importancia saber que adjetivo acompaña ese sustantivo, puesto que en cada uno de ellos se moviliza una diversidad de significados que deinen imágenes bien distintas, incluso contrapuestas, de lo que deba entenderse por inseguridad. Así, podemos oír, entre otras, las siguientes referencias: seguridad interior, seguridad exterior, Comprhensive Security, seguridad militar, seguridad pública, seguridad ciudadana, seguridad urbana, seguridad nacional.1

Estos adjetivos, en suma, especifican muy diferentes concepciones, alcances, límites, actores y estrategias de confrontación de la inseguridad.

Tenemos, entonces, por una parte, una notable falta de especificidad del término. A esto se le suma, por otra parte, el tratamiento sesgado que el tópico de la inseguridad recibe habitualmente, tanto en los debates políticos como periodísticos que tienen lugar en nuestro medio. En ellos, suele enfatizarse la importancia del "delito callejero" o "violento" y suelen no ser consideradas otras formas reales y efectivas de criminalidad. Retomando estas ideas, es claro que nadie dudaría en caracterizar como parte integrante de una "política de seguridad" a alguna de las medias de Law and Order que se implementan contra consumidores de drogas consideradas ilegales o contra inmigrantes indocumentados. En este caso, se establece, se establece una fuerte asociación entre seguridad y lo que tradicionalmente se ha entendido como "política criminal" de corte represivo, enfatizado en ello las especiales facultades y atribuciones del Estado en este campo. Tampoco se tendría inconveniente en considerar como "política de seguridad" a alguna de las tecnologías participativas de prevención comunitaria del delito, a la organización de vecindarios, a los foros barriales, etc. En este caso, la conexión se establece entre seguridad y "prevención", y lo que se enfatiza aquí son las potestades y las responsabilidades de la comunidad, mucho más que las del Estado. Por otra parte, se ha vuelto ya cotidiano observar insidiosos controles en aeropuertos y edificios públicos ante la eventualidad de, por ejemplo, un ataque terrorista. También esto es considerado habitualmente como una política de seguridad. En este caso, se vuelve a poner el acento en las facultades estatales (en complejas alianzas con agentes privados), pero no ya orientadas hacia un "enemigo interior", como es el caso de los consumidores de drogas y autores de otro tipo de "incivilidades", sino que se apunta a anti-cipar un posible ataque "exterior".

Más allá de las diferencias que los tres ejemplos revelan (orientación interior-exterior; énfasis en

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el Estado -la comunidad- los agentes privados; peligros reales, potenciales), existen algunos elementos en común entre estas diferentes concepciones de la seguridad. En todos estos casos se parte de un temor, preciso o difuso, ante una amenaza, real o potencial. Consecuentemente, suele realizarse una identificación o una targeting de determinados segmentos de población2y de ciertas zonas del espacio urbano que son construidos, nominados y consecuentemente tratados como potenciales focos de peligrosidad y como probables fuentes de inseguridad.

La que es ciertamente inusual, sin embargo, es que se caracterice como "políticas de seguridad" a las acciones que se emprendan, por ejemplo, contra el lavado de dinero o la evasión iscal, o contra fenómenos de corrupción en las elites diligénciales, en suma, contra diversos tipos de "delitos de cuello blanco". En esto consiste precisamente el sesgo del que se hablaba más arriba.3

Desde cierto punto de vista, que no es precisamente el dominante en nuestros medios, este último tipo de fenómenos producen sin duda efectos más graves para la "seguridad" de las poblaciones que los primeros. Sin embargo, no suelen ser asociados inmediatamente en las diversas representaciones del delito y la inseguridad.

Lo que está en juego, en resumidas cuentas, es una disputa de carácter ideológico y político por el establecimiento del significado del concepto de la "seguridad". Para expresarlo de manera esquemáticas, y teniendo claro que en realidad hay muchas más posiciones en juego que éstas que aquí se mencionan, está dispuesta puede oscilar entre un concepción de la seguridad entendida como salvaguarda de los derechos de las personas,4o bien como defensa de los "supremos intereses" de la nación o del "orden público".

Dada es ambivalencia terminológica, y dado este sesgo presente en las deiniciones dominantes, se impone realizar aquí una breve aclaración preliminar. Cuando en los suceso se reiera en este texto a "políticas de seguridad" deberá entenderse por ello un conjunto heterogéneo de intervenciones (tanto de iniciativa estatal, como de procedencia comunitaria, de agentes de mercado, o a una determinada combinación de algunos de estos tipos) orientadas a confrontar una serie, también heterogénea, de individuos, grupos sociales y situaciones que son percibidos (independientemente de que efectiva y realmente lo sean) como focos de "inseguridad" para individuos y comunidades, como alteraciones de una pretendida tranquilidad, como fuentes probables de incertidumbre, como eventuales suministradores de riesgo. También debe aclararse que en este trabajo el foco estará prioritariamente puesto en lo que habitualmente se ha entendido como "seguridad interior", aunque, en una situación como la actual, los límites entre "lo interior" y lo "exterior" resulten de muy dificultoso trazado.5

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Si bien el presente trabajo no pretende poner orden deinitivo en el caos de deiniciones importantes, pretende erigirse él mismo como un esfuerzo más por establecer nuevas significaciones frente a otras significaciones dominantes. Dicho de otro modo: con las herramientas de las ciencias sociales este texto aspira a intervenir en un debate público que ya está instalado que produce en líneas generales efectos político y socialmente regresivos, estigmatizadores, vulneradores de derechos ciudadanos. Así, se desplegará en este trabajo un esquema conceptual orientado a develar el carácter y el sentido de las políticas de seguridad que actualmente se diseñen implementan, es decir, porten de conformar una matriz de análisis que arroje alguna luz sobre fenómeno de carácter cotidiano pero que por lo general son escasa o débilmente comprendidos, a vece, de manera intencionada.

Un enfoque como el que aquí se sostiene la pretensión de conformar un nivel explicativo de "alcance medio", que toma distancia y a la vez se nutre tanto de una abstracta historia de las racionalidades políticas como de una concreta sociología de las relaciones sociales. Las intenciones que este texto resulte de utilidad para la realización de ulteriores investigaciones de carácter más acotado, colaborando en la definición conceptual de sus alcances. Al mismo tiempo, se nutre de investigaciones de este tipo que ya se han realizado, como una manera de especificar y redeinir los...

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