Enfoque criminológico del crimen organizado

AutorRafael Moreno G.
Páginas217-227

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1. Introducción

Es de todos sabido que "el delito no muere: se transforma, pasando de ambiente en ambiente, de civilización en civilización", recordando la afortunada expresión del maestro de criminólogos, el italiano Alfredo Nicéforo. Esto quiere decir que el delito ha acompañado a

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la humanidad, como la sombra sigue al cuerpo, sufriendo solamente ciertas variaciones en el curos de los tiempos. Con esto lo que implícitamente se admite es la relación íntima entre el tipo de organización social y el de la delincuencia.

En total acuerdo con el pensamiento de Quetelet y el propio análisis de la moderna sociología criminal, el fenómeno delictivo se adapta siempre a las condiciones imperantes de cada época y lugar, de las cuales constituye un iel relejo.

Actualmente, las características distintivas que revista la delincuencia en su incesante proceso de transformación, pueden describirse -a grandes rasgos- en base a cuatro tendencias predominantes:

La primera de ellas consiste en el surgimiento de organizaciones criminales, cuya estrategia operativa se apoya en una eficaz distribución de actividades, mima que puede llegar a ser tan profesional y especializada como la puesta en práctica por la tristemente célebre mafia y otras agrupaciones similares. Así, la llamada "asociación delictuosa" alcanza ya tales proporciones que se habla, incluso, de un auténtico "sindicato del crimen" y de la "delincuencia industrializada".

La segunda tendencia corresponde al notable incremento de agresiones graves por parte de los criminales, quienes sin la menos consideración para la vida de personas inocentes, recurren a la violencia innecesaria con una actitud de franco desafío ante las trágicas consecuencias de su proceder.

Aquí resulta muy oportuno hacer mención de los asaltos bancarios, delito característico de la criminalidad moderna, dado que requiere de una compleja organización y desemboca, muchas veces, en actos sumamente violentos. Con otras palabras, al uso de la fuerza se añaden la planeación y la ejecución meticulosa en la comisión del delito.

La tercera tendencia estriba en la proliferación de los delitos económicos y inancieros, que van desde la falsificación de cheques, las estafas y el tráfico de divisas hasta, más recientemente, los fraudes realizados mediante el uso de computadoras.

La cuarta tendencia es la relativa aun cada vez mayor tráfico internacional, sobre todo, en mate-ria de estupefacientes, circunstancia que pone de manifiesto un fenómeno paralelo: la organización criminal con redes internacionales.

2. Antecedentes del "crimen organizado"

Aun cuando en sus inicios del delitos aparece como resultado de una acción individual, no concertad, los estudios criminológicos registran una propensión creciente hacia la complicidad en la comisión de los más variados ilícitos, ya no solo de manera improvisada o en eventual, sino también con un alto grado de soisticación organizativa, adoptada conforme al desarrollo de la sociedad y aun propiciada por esta misma. Bajo este enfoque acaso sean los delincuentes pasionales y los psicópatas, los de menos inclinación a la asociación delictuosa.

Al respecto, las investigaciones efectuadas por Escipión Sighele establecen una secuencia de carácter cuantitativo que comprende la pareja o dúo criminal; la pandilla, integrada por varios; la banda, mucho más números, y la organización corporativa, ya se trate de toda una identidad social o, por lo menos, de la mayoría de sus miembros.

Por cuanto se reiere al crimen organizado, propiamente dicho, cabe señalar que, como una de las

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últimas modalidades en el proceso de transformación delictiva, se distingue por la conformación de empresas o sindicatos, cuyos antecedentes se remontan a las mesnadas de forajidos, durante la Edad Media; las compañías de mercenarios o condotieros en los comienzos del Renacimiento; las hermandades secretas del siglo XVIII; la temida "camorra" napolitana que se consolida en el siglo pasado y, por supuesto, la mafia siciliana, surgida como grupo de resistencia en la isla contra los invasores extranjeros. De ahí su nombre, que responde a las iniciales del grito de guerra: "Morte Alle Francese, Inglese, Austriachi" (Muerte a los franceses, ingleses y austriacos).

Un hechos de capital importancia que modificaría la isonomía original de la llamada "Onorata Societa" (Honorable Sociedad), fue el ascenso en Italia del régimen fascista, encabezado por Benito Mussolini, ya que éste asestó un golpe mortal a la mafia en 1927. Llevados a los tribunales sus principales líderes y ajusticiados muchos de sus "capos" (jefes), algunos consiguieron escapar a la represión y emigraron a los Estados Unidos. Otro factor que contribuyó, de manera importante, a la renovación y formidable crecimiento de la mafia, sobre todo en Nueva York y Chicago, fue la incorporación de elementos no italianos y, concretamente, judíos, convertidos muy pronto en poderosos "cabezas de familia" dentro de la Cosa Nostra, como es el caso de Jake Guzik, el "consigliere" (consejero) de Al Capone; Benjamín "Bugsy" Siegel, precursor del emporio del juego en Las Vegas; Arnold Rothstein, quien introdujo un nuevo tipo de delito: el "contrato", es decir, el homicidio por encargo, muy difícil de investigar puesto que no hay vínculo alguno entre la víctima y el victimario.

Mención aparte merece Meyer Lansky, amigo personal del presidente Fulgencio Batista y por cuyo intermedio logro extender los intereses de la mafia a Cuba, erigiéndose como el "Capo de Tutti Capi" en la primera mitad de la década de los sesenta, precisamente cuando se aplicó a la Cosa Nostra el apelativo de "sindicato del crimen". Por esas mismas fechas, el procurador general del gobierno de los Estados Unidos, Robert F. Kennedy, emprendía un combate frontal contra el crimen organizado, no obstante que Edgar J. Hoover, fundador y director del FBI, había declarado públicamente la inexistencia del sindicato del crimen.

Sin lugar a dudas, la prohibición de la venta del alcohol en los Estados Unidos, conocida como la "ley seca", favoreció cual ninguna otra circunstancia el fortalecimiento del hampa organizada que, mediante el contrabando y el comercio clandestino de licores, sentaría las bases para diversificar los turbios, pero muy lucrativos negocios: el juego, las apuestas ilegales, la trata de blancas, la venta de "protección", el narcotráfico y los "contratos de muerte". Esta verdadera bonanza dio lugar a un enorme poderío económico cuyas conexiones se ramificaron vertiginosamente hasta penetrar en los más altos niveles de la política y las inanzas, sirviéndose en ello de personajes inluyentes y bajo la cobertura de consorcios y empresas libres de toda sospecha.

Al margen de la truculenta versión del "gangs-terismo" difundida por el cine y la televisión, según el exitoso estereotipo hollywoodense, los recursos de estas organizaciones criminales suelen ser tan variados y eicientes que, por desgracia, muchas veces no solo se ven nulificados los intentos para contrarrestarlos sino, todavía peos, ni siquiera es posible demostrar, con pruebas...

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