Polonia (1914-1931)

AutorGeorge Douglas Howard Cole
Cargo del AutorTeórico político inglés y un socialista crítico
Páginas194-211
VII. POLONIA (1914-1931)
POLONIA recobró su estatus de Estado independiente a fines de la
primera Guerra Mundial, después de que gran parte de su territorio
sufrió tremendamente en el curso de la lucha. Además, surgió como
Estado con fronteras indeterminadas, que permanecerían así por
varios años. Su derecho a la independencia, en las condiciones de
1918, descansaba principalmente en los Catorce Puntos del
presidente Wilson, que se basaban en el derecho a la
autodeterminación nacional. Pero entre los polacos las demandas
iban generalmente mucho más allá. La mayoría de los nacionalistas
pedían, cuando menos, una Polonia independiente que abarcara
todo el territorio que tenía en el siglo XVIII, antes de las divisiones; y
eso significaba la inclusión dentro de sus fronteras de gran número
de ucranianos —o rutenos—, rusos blancos, lituanos y alemanes,
algunos de los cuales vivían como minorías nacionales en regiones
pobladas principalmente por polacos, mientras otros ocupaban
lugares donde los polacos constituían sólo una pequeña minoría del
total. Los nacionalistas polacos, de hecho, apelaban no sólo a la
nacionalidad, sino también a la historia; y algunos de ellos extendían
sus demandas incluso más allá de los territorios del reino polaco del
siglo XVIII y depositaban sus esperanzas en una “Gran Polonia” que
incluyera toda Ucrania, la Rusia Blanca, toda Silesia, toda Lituania y
quizás aun el territorio entero de los Estados bálticos y de la Prusia
oriental y Pomerania, si no como parte de un Estado polaco unitario,
al menos en una Polonia federal que concediera una autonomía
limitada a los grandes distritos no polacos.
Cuando estalló la guerra en 1914 había tres Polonias —la rusa,
la austriaca y la prusiana—, y los habitantes de esos tres territorios
se vieron enfrentados unos contra otros en el conflicto —los polacos
rusos por una parte y los austriacos y los alemanes por la otra—.
Sus hombres fueron llamados al servicio militar de las respectivas
tres grandes potencias y sus recursos productivos fueron
considerados como parte de las aportaciones de cada una de ellas a
la guerra. En el curso de ésta una gran parte de la lucha se
desarrolló en suelo polaco y muchos territorios cambiaron de
manos, algunos más de una vez. Las pérdidas fueron considerables,
tanto en fuerza de trabajo como en producción, y las dificultades
fueron muy graves. Durante casi toda la etapa bélica la mayor parte
de la Polonia rusa estuvo ocupada por los alemanes y sujeta al
gobierno militar alemán, que delegaba algunas funciones en un
Consejo Polaco establecido bajo el control militar alemán. Los
alemanes hicieron grandes esfuerzos en el periodo final de la guerra
para incorporar reclutas polacos a sus fuerzas armadas y utilizar a la
Polonia rusa como fuente de suministros, y trataron de ganar apoyo
prometiendo cierta autonomía, aunque no la independencia, a la
“Polonia del Congreso” después de la guerra, pero sin extender esa
autonomía a la Polonia prusiana ni a la austriaca. Muchos polacos,
mientras consideraron posible que las Potencias Centrales salieran
victoriosas, colocaron sus mejores esperanzas en las perspectivas
de dicha autonomía; y, naturalmente, el desplome de Rusia en 1917
reforzó esa opinión, hasta que la inminencia de la derrota de
Alemania y Austria-Hungría se hizo manifiesta en el verano de 1918.
Entonces hubo que reajustar apresuradamente las actitudes, un
proceso que no había terminado cuando se produjo la derrota
definitiva en octubre y noviembre de ese año.
De las tres Polonias, la austriaca —o Galitzia— había sido la
menos descontenta. Los polacos austriacos, aunque no constituían
ninguna de las dos naciones dominantes de Austria-Hungría,
ocupaban una posición de importancia considerable reconocida en

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