Holanda, los países escandinavos y Finlandia

AutorGeorge Douglas Howard Cole
Cargo del AutorTeórico político inglés y un socialista crítico
Páginas72-99
III. HOLANDA, LOS PAÍSES
ESCANDINAVOS Y FINLANDIA
MIENTRAS la guerra se cernía sobre la mayor parte de Europa entre
1914 y 1918, Holanda y los países escandinavos pudieron mantener
su neutralidad. Les tocó, pues, servir de sede temporal a la Oficina
Socialista Internacional cuando ésta tuvo que salir de Bélgica y
asumir la iniciativa en el intento de reunir una conferencia
internacional que representara a los movimientos obreros de ambos
bandos, así como de los países neutrales. Camille Huysmans,
secretario de la Internacional, trasladó su oficina de Bruselas a
Ámsterdam en 1914, y delegados holandeses sustituyeron
temporalmente a los belgas como miembros del comité
administrativo de la Oficina Socialista Internacional. Como vimos, en
abril de 1917, después del estallido de la Revolución rusa, los
miembros holandeses de la Oficina, tras consultar a los
escandinavos y a los estadunidenses, enviaron una invitación a
todos los organismos afiliados para que asistieran a una conferencia
socialista internacional que debería celebrarse en Estocolmo al mes
siguiente. Se decidió también establecer en Estocolmo un Comité
Escandinavo-Holandés conjunto para que se encargara de los
arreglos con la cooperación de Huysmans y de la Oficina Socialista
Internacional. La historia posterior de ese proyecto ha sido relatada
en un capítulo precedente,1 mientras que en éste nos interesa el
curso de los acontecimientos dentro de Holanda y de los países
escandinavos durante y después de la guerra.
HOLANDA
El movimiento socialista holandés, dirigido por Pieter Troelstra
(1860-1930), había permanecido hasta 1914 bajo la influencia de la
socialdemocracia alemana, pero encerraba a un fuerte grupo
pacifista y antimilitarista, grandemente influido por el pacifista
anarquista Domela Nieuwenhuis (1846-1919), y a un ala sindicalista
donde Christiaan Cornelissen (1864-1942) era la figura principal.
Tenía también un grupo marxista de izquierda, reunido en torno a la
revista De Tribune (La Tribuna); y este grupo, expulsado en 1908 del
Partido Socialdemócrata de los Trabajadores, había creado al año
siguiente un Partido Socialista Independiente, con un programa
revolucionario inflexible. Este partido independiente, cuyas
principales figuras eran David Wijnkoop (1876-1941), el astrónomo
Anton Pannekoek (1873-1960) y el poeta Herman Gorter (1864-
1927), se convirtió en 1918 en el Partido Comunista Holandés. El
grupo de De Tribune estaba integrado principalmente por
intelectuales y no tenía arrastre popular, pero después de la división
entró en relaciones amistosas con la fracción del movimiento
sindical partidaria de las nacionalizaciones, que creció
considerablemente en los años de la guerra bajo la presión de la
escasez de alimentos y otros suministros. De hecho, las condiciones
producidas por la guerra en Holanda habían creado un malestar
considerable. Allí, como en otros lugares, la Revolución rusa había
contribuido al desarrollo del sentimiento revolucionario, aunque el
grupo principal del Partido Socialdemócrata y de los sindicatos
había seguido siendo reformista. Rusia estaba demasiado lejos
como para que sus acontecimientos tuvieran gran influencia práctica
en la política, excepto en la extrema izquierda. Alemania era otra
cosa, y cuando la Revolución alemana estalló en noviembre de 1918
hubo una excitación súbita del sentimiento revolucionario. El
generalmente moderado Troelstra, dirigente del Partido
Socialdemócrata de derecha, experimentó una rápida conversión a

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