Luis Spota

AutorJosé E. Iturriaga
Páginas309-311
309
La novela de Luis Spota, intitulada Casi el paraíso, constituye para muchos
una lección de humildad.
Se mantuvo el prejuicio —yo entre muchos— de que Spota nunca po-
dría llegar a ser escritor, un gran escritor, debido a que el joven novelista
hará unos 14 años, allá cuando iniciaba sus primeras armas en el periodis-
mo nacional, hubo de declarar con énfasis y con la irreflexión de su inci-
piente experiencia, que el arquetipo o modelo a imitar para él era uno de esos
columnistas que padece el país y cuya pluma suele mojarla en un extraño
líquido, en donde no se sabe qué predomina más: la tinta, el whisky, la
bilis o la venalidad. Es evidente que me refiero a Carlos Denegri.
Desde entonces supuse que Spota iba a engrosar esa penosa galería de
periodistas incapaces de escribir con conciencia y con oficio. A ellos se
debió que nunca hubiese yo hojeado ninguno de la media docena de libros
que sobre asuntos diversos publicó durante los últimos años. E incluso me
sorprendió que la muy acreditada editorial Fondo de Cultura Económica se
hubiese lanzado a la aventura de editar el libro que hoy me propongo
comentar. Y no sólo al prejuicio aludido se debió que la novela Casi el pa-
raíso la hubiese desdeñado por automatismo desde su aparición, sino
también a una censurable falta de entrenamiento como buen lector de
novelas, pues hace 15 años no leía yo una completa.
Luis Spota*
* Artículo titulado “Spota, una lección de humildad”, publicado en el periódico Novedades
el 18 de enero de 1957.

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