Algunas palabras a El Monitor

AutorJusto Sierra
Páginas646-647
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ALGUNAS PALABRAS A “EL MONITOR”
SE OCUPA el señor Vigil, en su boletín de ayer, de refutar con los mismos
argumentos de que constantemente ha hecho uso las ideas de La Libertad. Ni
aun pensaba el señor Vigil ingresar a la redacción del estimable colega de
Letrán cuando ya La Libertad había explicado largamente lo que entendía
por la palabra “conservador”, haciendo estribar su principal carácter en la
oposición a la revolución y en su absoluta contraposición a la palabra “reac-
cionario”. Entonces decíamos que en México no había habido propiamente
ni liberales, porque en manos de éstos la libertad había sido un mito, ni con-
servadores, porque los que así se llamaban eran radicalmente impotentes
para consolidar el orden. No ha habido, pues, en nuestro país, otra cosa que
revolucionarios y reaccionarios. Nos bastaría para demostrar esto en cuanto
a los liberales con sólo señalar entre las opiniones de los más cuerdos y mo-
derados entre ellos credos políticos como el de la democracia radical, prohi-
jada por el señor Vigil.
Quieren los revolucionarios hacer el progreso a hachazos, imponerlo por
la violencia, sin comprender que el progreso no está a la merced de los soña-
dores ni se fabrica por medio de códigos políticos, sino que se efectúa lenta y
trabajosamente. El resultado es que cuando en virtud de una revolución se
redactan constituciones, éstas  otan en las super cies de las sociedades como
las palmas acuáticas sobre las corrientes, sin tocar con sus raíces el fondo.
Sucede entonces que entre las instituciones escritas y las instituciones natu-
rales no hay trabazón alguna; y como se dañan y lastiman mutuamente, la
realidad es, en consecuencia, que un pueblo vive sin instituciones y es jugue-
te de las aventuras políticas y sociales. Esto es lo que sucede con la Repúbli-
ca mexicana, como no nos cansamos de repetirlo, como lo probaremos de
sobra.
Ve el señor Vigil que no necesita recurrir a “distingos” con nuestro epíte-
to de conservadores: la signi cación literal y [la] política se confunden para
nosotros; para él, “conservador” quiere decir conservar la Constitución; quie-
re decir para nosotros conservar el orden social, único medio de aclimatar la
libertad, planta exótica en nuestra historia. Y nos sorprende la extrañeza que
esto causa al señor Vigil; no vive tan retirado del movimiento político en el
mundo moderno para ignorar que la palabra se ha transformado y que, sin
perder su acepción primitiva, se ha enriquecido con elementos cientí cos de
primer orden. Cuando los conservadores americanos dominan de nitiva-
mente en los Estados Unidos, y en Inglaterra domina también el partido con-

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