Confucio: la historia y los valores de una nación

AutorAle, Pedro Salvador
Páginas50-64

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COMISIÓN DE DERECHOS HUMANOS DEL ESTADO DE MÉXICO

El pensamiento de Confucio se conoce como la “religión de Confucio”. Él creía que el individuo debe tratar de utilizar la luz de su razón y penetrar en la naturaleza de las cosas. Uno debe hacer todo lo posible por alcanzar una cultura personal, para mejorar a su familia y el círculo de sus amistades, tomando así parte en la construcción de un orden universal.

En los periodos de anarquía, de guerra, de intranquilidad social, de violencia y de confusión, cuando el poder del gobierno y del estado se debilitan, Confucio insiste en la restauración del orden y de la estabilidad. Por eso está a favor de lo moral, de lo usual y contra de lo extraordinario, pide reciprocidad y adaptación a los semejantes, la aplicación de la ética en su más amplio sentido.

Confucio enseña sobre las tradiciones, el concepto de nación, la historia, la cultura y el valor de las instituciones. La búsqueda de la virtud mediante el conocimiento de la sociedad y del individuo.

La meta de Confucio es que todos los hombres, acomodándose a la armonía moral que les corresponde, tornaran innecesaria la represión y la crueldad. Aunque el transcurso del tiempo haya borrado algunos conceptos de este f‌ilósofo, por la misma evolución de los sistemas sociales y políticos, su vigencia fue retomada por Maquiavelo, como, por ejemplo, los ideales de “nación” al que Confucio le dedicara toda su vida.

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Confucio (552-479 a. C.)

Confucio enseñó fundamentalmente las normas de conducta humana: ser verdaderamente uno mismo, honestidad en las relaciones sociales y un gran respeto por la literatura clásica. Era enemigo del dogmatismo, de las opiniones arbitrarias y de la intolerancia. Hablaba de cosas prácticas, se dice que tuvo más de tres mil discípulos. Su pensamiento consistía en establecer un orden social basado en la ética y en la cultura personal. A través de una armonía política intentó crear la armonía moral en cada hombre, logrando de esta forma aunar la Política con la Ética. Pensaba que el único conocimiento es el que conduce a la virtud, que las leyes deben guiar, que el hombre es bueno por naturaleza, que es tonto amenazarle con castigos, que el castigo no mejora al pueblo. Sin embargo, af‌irmaba que las leyes deben ser estrictas, pero deben ayudar a educar y a distinguir lo bueno de lo malo. Y que el deber particular de un emperador, príncipe o noble, así como los funcionarios es predicar con el ejemplo.

A pesar del tiempo transcurrido, él insiste en que es posible, salvo algunos ajustes, seguir creyendo en los preceptos de que el hombre tiene en su esencia valores que debe descubrir. En esta charla nos aproximaremos a una revisión sobre su pensamiento y la vigencia del mismo.

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Confucio usted defendió la reverencia a los funcionarios de Estado y sin embargo éstos lo persiguieron y mandaron quemar todos sus libros ¿Cómo explica eso, a la luz de los siglos?

Debemos comenzar por aceptar que es la medida del hombre en el transcurso de la historia, lo que nos permitirá comprender la manera en que éste se manif‌i esta. La historia nace de la capacidad de recordar y ref‌lexionar, de resumir lo más notable que el hombre ha hecho y este vínculo del pasado con lo actual marcará la relación con sus semejantes.

La deslealtad y la traición en un momento dado de la historia, no signif‌ica que uno deba cortar de raíz la fe en lo humano. Ya ve que mi pensamiento permaneció más allá de los equívocos de mis contemporáneos. En efecto, llegué a tener más de tres mil discípulos que aprendieron de memoria mis libros clásicos, y sólo así se pudo preservar mi labor de toda una vida. Ya que ellos fueron perseguidos y exterminados en su mayoría, tal es así que en muchos lugares donde fueron decapitados, la leyenda popular dice que al tiempo, entre la nieve surgieron melones.

Esto sucedió porque mi escuela acaparó todo el conocimiento histórico, incluyendo la capacidad de lectura, como un privilegio. Y sí, mis letrados se constituyeron en una casta, una clase social, sin comparación en el mundo occidental. Llegaron a controlar la administración pública a través de los Exámenes Imperiales y de la Censura. De esta manera, bajo el título de ‘Los Cinco Clásicos’ se agrupó toda mi doctrina, pero en el año 213 a. C. fueron quemados en China todos los libros, salvo los de medicina, astrología y horticultura, y al año siguiente esas hogueras se alimentaron con cuatrocientos adeptos que criticaron al gobierno feroz de Shih Huang Ti, gestor de la Gran Muralla. No obstante, esa dinastía fundada para tres mil generaciones conoció el derrumbe cinco años después, y entre los discípulos sobrevivientes, que se habían aprendido mis libros clásicos, como dije, recompusieron los textos. Por cierto un escritor occidental, llamado Ray Bradbury, les debe a estos memorizadores la idea que expuso en su libro Fahrenheit 45114. Sé que cometí muchos errores, pero mi afán era crear y logré el primer concepto de nación en la historia.

Dicen los estudiosos que uno de sus errores fue pensar cínicamente que “por un ordenamiento natural” los de arriba son sabios y los de abajo son irremediablemente estúpidos.

Por un sentido común, sería ilógico que yo pensara de esa manera, tal vez cometí el error de creer ciegamente en los funcionarios. No imaginé que el poder en

14En la novela está prohibida la lectura, en un mundo enajenado, por el cual una comunidad secreta y disidente se dedica a aprender de memoria las grandes obras literarias de la humanidad, como una manera de que cada uno de ellos sea un libro ambulante.

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sí mismo fuera un arma tan poderosa como para dejarse llevar vilmente por la ambición.

Le explicaré brevemente mis intenciones. Yo hice del rescate histórico la base para cimentar el concepto de Nación. Descubrí que el hombre con sus inmensas posibilidades, ha realizado desde el inicio de los siglos múltiples actividades, tanto aquellas destinadas a sobrevivir: alimentarse, preservarse de las inclemencias del tiempo, de los animales y de sus semejantes, organizarse en familias, clanes, grupos sociales de mayor o menor amplitud hasta llegar a constituir un Estado en cualquiera de sus formas.

Supe que toda esa inmensa actividad variada y múltiple realizada por el hombre constituye la materia de la historia y es toda ella la que nos explica y sitúa15.

Confucio, a pesar de todo, es una leyenda. El rescate de las tradiciones, la música, se confunden con la tradición popular más autóctona ¿Cómo inicia esa gran obra, bella y excepcional, enraizada para siempre como uno de los pilares más profundos de la antigua China?

Yo vengo de esa línea, de ese camino profundo de las tradiciones más lejanas no me fueron extrañas nunca las distintas lenguas y regionalismos. Mis primeros textos los escribí a los quince años, cuando comencé el Gran Estudio que se le daba al que demostraba educación casi perfecta y mucha conf‌ianza de carácter. No fue fácil, pero alcancé con el tiempo a ser escuchado.

Usted ha sido siempre buen caminador. El camino, los pueblos y una honda sensibilidad suya han formado su pensamiento y su ética, en contacto directo con las tradiciones.

He sido un caminador descubridor del misterio toda la vida. Vivía con los ojos abiertos y las orejas alertas; iba conociendo a la gente de mi propia condición que me enseñó mucho, y a todo tipo de personas. Cuando me enteraba de que alguien tenía unos manuscritos o libros que desconocía, iba a ese lugar y los leía, los estudiaba, anotaba referencias, una especie de cultura prestada.

Como usted dice, el camino fue en realidad mi universidad. Me recibí de doctor en...

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