Semblanza de Madero

AutorAdrián Aguirre Benavides
Páginas45-54
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Era de estatura b aja, sin llegar a ser lo que nosot ros los mexica nos llama -
mos muy expresivamente “chap arro”. Si las personas que lo rodea ron le
decían el “chapar rito”, ello era más bien por car iño y simpat ía que preci-
samente por su estatu ra. Sin emba rgo, su estatura era en ver dad, más
baja que la regul ar; sus facciones no eran hermosas, per o sí agradables.
Diría mos que era de una fealdad muy va ronil. A bultada y alt a la frente;
los ojos pardos, muy vivaces y ex presivos. Desde su juventud dejó crecer
su barba, hast a usarla al esti lo francés, de piocha. Su p elo era de color
castaño, sedoso y lacio. Desmed rado, de fuerte complexión, ver dadera-
mente vigorosa . Muy ágil de mov imientos y de tip o marcada mente castizo,
predomina nte en su fami lia. Sus adema nes eran caract erísticament e
norteños: ásperos, bruscos, ar rogantes. Su habla r era fuerte y cl aro; la
espina dorsal, ere cta, como de hombre no acostumbrado a la s inclin acio-
nes y genuflexiones. Su tempera mento era nerv ioso, lo que percibían fá-
cilmente los que lo trat aban, y adolecía de un t ic nervioso que consist ía
en levanta r el hombro izquierdo. Gra n cami nante, gust aba de emprender
largos recor ridos. Jinete, a cabal lo, era incans able. Era, además, un gra n
nadador. En este tipo vigoroso, enérg ico y decidido, afloraba como sorpren-
dente contraste, un a expresión clara y n ítida de bondad y de dulzura. Si los
ojos son la ventana del a lma, los suyos dejaban ver u n alma g rande, noble,
pura, capaz de t odas las empresas, de las m ás sublimes decisiones, de los
más aquila tados sentim ientos, de los más grandes idea les. Su rostro, en
Semblanza de Madero
Adrián Aguirre Benavides

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