Madero, gobernante

AutorJosé Vasconcelos
Páginas79-81
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Nunca prometió Madero i mposibles, por más que sus enemigos lo tachar on
de demagogo. Desde sus primeros d iscursos a los obreros de Ori zaba,
recordó que el secreto de la pr osperidad está en el trabajo y no en la en -
gañifa de sist emas que adulan a tal o cua l clase de la población. Sin incitar
al indio cont ra el blanco, inició la tar ea de despertar a la r aza vencida; sin
proclama rse de derecha o de izqu ierda, estuvo siempre at ento al mayor
bien de los humildes, sin preo cuparse de la enconada host ilidad de los
explotadores. Más al lá de lo económico, ta mbién vio su atención de esta-
dista. Du rante su gobierno, la educación públic a recibió el primer gr an
impulso de di fusión. En los mejores tiempos de la admin istración porfirist a,
el presupuesto de educación pública no alca nzó más de 8 mi llones de
pesos. Madero elevó el presupuesto de educación a 12 mil lones, y con el
aumento estableció las pr imeras escuelas ru rales sostenida s por la Fede-
ración. La Universidad le f ue antipát ica por su positivismo, que él querí a
substituir c on un espiritua lismo libre. Su empeño de difu ndir la enseña nza
respondía al deseo de ci mentar la democrac ia. Desde el principio nues-
tra sociedad p adece la periódic a invasión de la barb arie del campo sobr e
los centros de cult ura que se forman en la ciudad . Cada evolución ha sido
desencadenamiento s alvaje que arras a el transpla nte europeo penosa-
mente cultivado por mest izos y criollos. Así, nuestr as ciudades son islotes
de un mar de incu ltura.
Madero, gobernante
José Vasconcelos

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