Introducción: las teorías de voto y el votante mexicano

AutorAlejandro Moreno
Páginas17-47
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¿Cómo votan los mexicanos? ¿Qué factores toman en cuenta al emitir su su-
fragio en una elección presidencial? ¿Su voto es una decisión tomada al mo-
mento de emitirlo, es una reacción a las campañas electorales, o es la mani-
festación de una preferencia previamente establecida? ¿Por qué algunos
mexicanos votan y otros no? ¿Qué opinan sobre la democracia y cómo afecta
esa opinión su participación en política? ¿Cuáles son los principales retos de
la cultura política en el país? ¿Cómo se percibe al nuevo sistema de partidos?
Este libro busca dar respuesta a estas y a muchas otras preguntas rela-
cionadas con la conducta y las actitudes políticas del votante mexicano. Para
ello se analizan datos de encuestas realizadas a lo largo de dos décadas, de
1986 a 2007, y se pone especial atención en los factores que influyeron en
el voto en las elecciones presidenciales de 2000 y 2006. En este libro se do-
cumenta cómo se ha transformado el electorado mexicano en varias de sus
facetas, incluidos los cambios significativos en el balance de partidismo a un
nivel agregado, la redistribución y redefinición de las identificaciones ideoló-
gicas de los votantes, y las variaciones en la forma como se percibe a la de-
mocracia, entre otras. ¿Qué ha ocasionado esas transformaciones y, más
importante aún, qué implicaciones tienen éstas para la competencia político-
electoral en el país? Para formular respuestas adecuadas es necesario em-
plear diversos modos de análisis, así como una combinación de enfoques
teóricos. En este capítulo de introducción se delinean algunos de los concep-
tos y perspectivas académicos que se han desarrollado para entender la
conducta del votante, como individuo, y del electorado, como colectividad.
En los capítulos restantes se abordan temas específicos y, desde luego, se
incluyen también discusiones teóricas relevantes a cada tema.
En El vo tante mexicano (Moreno, 2003) se explicaba la lógica del voto
que provocó la alternancia en el año 2000. El libro ofrecía evidencia de
Capítulo I
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Alejandro Moreno
que si bien las campañas electorales desempeñaron un papel importante
para promover un llamado al cambio, lo cierto es que un segmento nutri-
do del electorado que era afín a esa idea ya se venía gestando tiempo
atrás. Vicente Fox ganó la elección porque fue capaz de activar el deseo
del electorado más moderno, urbano y escolarizado de lograr una alter-
nancia, y ante el cual sus diferencias ideológicas y programáticas queda-
ron en un segundo plano. El argumento central se remitía no sólo al con-
texto de la elección de 2000, sino a los 10 o 15 años que le precedieron. En
los años ochenta, y de manera más marcada en los noventa, el electorado
mexicano dio muestras claras de estar dividido en dos campos política-
mente relevantes. Uno era de mayor edad, con menores niveles de escola-
ridad, proveniente sobre todo del campo y que manifestaba valores tradi-
cionale s y actit udes políticas auto ritaria s. Otro era más joven, más
escolarizado, predominantemente urbano y expresaba valores liberales y
actitudes favorables a la democracia. El primero nació en un México que
miraba al interior de sí mismo, que no ofrecía opciones políticas reales y,
por lo mismo, tendía a apoyar al PRI en las elecciones. El segundo nació
y se socializó a la par de las reformas políticas y la apertura económica, y
solía votar contra el PRI.
Esta división reflejaba el proceso de modernización del país. Las gene-
raciones jóvenes y modernas demandaban un cambio democrático, mien-
tras que las mayores y más tradicionales preferían la continuación del régi-
men priísta. El principal eje de la competencia político-electoral durante los
años noventa y hasta la elección presidencial de 2000 se basaba en postu-
ras favorables a la continuación del PRI en el poder, por un lado, y en actitu-
des favorables al cambio democrático, por el otro. Incluso los significados
que los electores atribuían a los términos “izquierda” y “derecha” apelaban
principalmente a esa contraposición: la izquierda era prodemocrática y bus-
caba el cambio; la derecha era autoritaria y prefería la continuación del régi-
men. Los mensajes de campaña y las circunstancias del 2000 capitalizaron
esta división con un poderoso mensaje de cambio y con un candidato presi-
dencial de oposición que lo hacía más factible que nunca.
La elección del 2 de julio de 2000 marcó un momento crucial en el pro-
ceso de democratización de México. Cuatro de cada diez votantes que asis-
tieron a las urnas ese día dijeron que la razón principal de su sufragio era
lograr un cambio y lo emitieron predominantemente a favor de Vicente Fox.
El cambio como tal no tenía un significado claro de políticas públicas o de
contenidos programáticos, sino sólo de alternancia, de ver a otro partido y a

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