La teoría de la estrategia

AutorDavid Arellano Gault
Páginas29-52
II. LA TEORÍA DE LA ESTRATEGIA1
V
IVIMOS UNA ÉPOCA
en la cual ha renacido la premisa que nos
obliga a ver la realidad en forma menos parcial y que nos fuer-
za a enlazar, sistemáticamente, aun los más complejos y es-
condidos rincones propios de los espacios que queremos
comprender. La revolución analítica, impuesta por la actual
crisis, nos enseñó que pretender aislar fenómenos en forma
empírica para comprenderlos como una parte aislada del
todo, no nos lleva a esclarecer el porqué de los mismos.
Pero también nos dio duras lecciones cuando quisimos
generalizar todo, en busca de una ciencia universal deter-
minista2que abarcara la totalidad, ya sea en forma unívoca
ya multidimensional.
Escapar de las “enormes filosofías”, sin embargo, no es
nada fácil; e incluso, diríamos, no es deseable ni posible.
Hoy más que nunca, la necesidad de encontrar formas de
integración para responder dignamente a los cambios sin
que la realidad nos rebase es una tarea apremiante.
En el caso de la administración pública y privada existe
un enfoque que ha comenzado a adquirir vigor, como parte
del esfuerzo para la construcción de categorías integrado-
ras que conlleven respuestas alternativas para la compren-
sión de aquellos fenómenos que van desde la esfera privada
económica hasta aquellos propios del intervencionismo
estatal y de la política pública: el enfoque estratégico.
Esta línea analítica procura, en primera instancia, darle
29
1Partes de este capítulo están basadas en el artículo de G. David Arella-
no et al., “Gestión estratégica: de la decisión adaptativa a la decisión inciden-
te”, en Empresa pública: problemas y desarrollo, núm. 6-7,
CIDE
,
DAP
, México,
1989.
2En el primer caso tenemos, por ejemplo, a Bertrand Russell, Escritos
básicos, tomo
I
, Orbis, Madrid, 1985; y en el segundo, a L. V. Bertalanffy,
Teoría general de los sistemas,
FCE
, México, 1993.
un cuerpo más consciente y elaborado a las acciones que se
emprendan.
Desde cualquier marco teórico, el ambiente es expresión
clara de las dificultades que la voluntad de los hombres tiene
que enfrentar para obtener lo que desean. Los altos niveles
de complejidad que va creando la intervención del hombre
sobre la naturaleza lo obligan a desarrollar formas de pensa-
miento y de actuación cada vez más integrales e incidentes.
Las respuestas han sido múltiples.
Para comprender estas respuestas haremos un breve re-
paso de los principales enfoques históricos a que se ha en-
frentado la búsqueda de una definición estratégica: el mili-
tar, el de la planeación estratégica, el de la administración
estratégica y el de la gestión estratégica, para de ahí deri-
var nuestra propia posición, que será desarrollada poste-
riormente.
E
LENFOQUE MILITAR
Históricamente, la estrategia como concepto y forma de
expresión acerca de la realidad, nace en la esfera militar. Es
ahí donde, ante la complejidad de las acciones y el movi-
miento de recursos de toda índole para satisfacer necesida-
des bélicas, pareciera ser necesaria una dirección específica
para la acción; un espacio donde la decisión tiene que ser
explícita, antes de convertirse en acción.
Para comprender y estudiar esta compleja arena nos abo-
caremos a desarrollar brevemente los principios básicos de
cuatro conocidos estrategas. En esta revisión no nos preocu-
pa tanto el orden cronológico como la naturaleza y la lógica
de las ideas que aquéllos sustentaban.
Una vez desarrollada esta parte, revisaremos los proble-
mas modernos del avance de la estrategia militar desde la
primera y segunda guerras mundiales es hasta nuestros días,
con el fin de mostrar el nivel de complejidad a que se ha lle-
gado en la esfera militar, y las tendencias que acusa el pen-
samiento estratégico.
30 LA TEORÍA DE LA ESTRATEGIA

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