El socialismo alemán en la década de 1850. Rodbertus y Marlo

AutorGeorge Douglas Howard Cole
Cargo del AutorTeórico político inglés y un socialista crítico
Páginas23-42
I. EL SOCIALISMO ALEMÁN EN LA DÉCADA DE
1850. RODBERTUS Y MARLO
EN ALEMANIA, después del colapso del movimiento revolucionario de
1848, no hubo durante algún tiempo posibilidades de un movimiento
socialista activo. Los jefes que habían actuado en 1848 estaban en
el destierro o en la cárcel; Marx mismo había roto con quienes
creían en la conveniencia de otro intento revolucionario inmediato.
El movimiento que se disolvió así aceptó fácilmente la derrota,
porque en realidad nunca tuvo muchos partidarios activos. En
Alemania no había escasez de filósofos influidos por las ideas
socialistas, pero apenas existía un movimiento organizado de la
clase obrera con el cual hubiesen podido relacionarse en caso de
desearlo, y lo que había consistía principalmente en jornaleros que
pertenecían a pequeños clubes de artesanos que en su mayoría
tenían más el carácter de sociedades de amigos que de sindicatos
obreros.
De este modo, el socialismo alemán podía fácilmente convertirse
en la hora de la derrota en lo que había sido desde el principio hasta
el fin: esencialmente, un movimiento revolucionario burgués en un
estado de ánimo de reflexión filosófica. Como vimos en el primer
volumen, esto era lo que dominaba antes de 1848, con frecuencia
hasta el punto de que quienes seguían el socialismo como un ideal
se negaban a relacionarse con los movimientos prácticos que
aspiraban a simples mejoras sociales más que a un amplio cambio
de sistema. Marx y Engels atacaron esa tendencia en La ideología
alemana y otros escritos, y trataron de llevar a los intelectuales
socialistas hacia la acción como compañera inseparable del
pensamiento creador. Pero no tuvieron mucho éxito fuera del
pequeño círculo de la Liga de los Comunistas, e incluso allí
encontraron, después de la derrota de la revolución, que su éxito, al
inculcar a los miembros de la Liga las enseñanzas del Manifiesto
comunista, había sido menor de lo que ellos esperaban.
Así pues, en la Alemania de la década de 1850 apenas existía
un movimiento socialista. Pero había un buen número de
intelectuales e individuos de la clase media que, sin ser
completamente socialistas en cualquiera de los significados
corrientes de este término, tenían conciencia de que existía una
“cuestión social” que era necesario resolver, y que en cierto modo
percibían que los socialistas franceses —desde Saint-Simon y
Fourier hasta Louis Blanc y Proudhon, para no mencionar a
Lamennais— habían encontrado cuando menos algunos de los
elementos necesarios para la solución. Habían leído la Historia del
movimiento social en Francia, de Von Stein, publicada primero con
otro título en 1843 y reeditada en forma más extensa y revisada en
1850-1851, y algunos de ellos La situación de la clase obrera en
Inglaterra, de Engels, así como los numerosos artículos de
controversia publicados en los distintos Anuarios de la década de
1840. Muchos sentían a la vez una fuerte aversión al poder
creciente de la burguesía alemana y un vivo temor a los efectos que
el industrialismo podría producir en el tipo de vida de Alemania.
Estaban dispuestos a creer que la aparición del sistema de fábricas
que lanzaba a las mujeres y a los niños a trabajar fuera del hogar
iba a destruir las bases de la vida familiar, y que el avance de las
empresas en gran escala, tanto en las minas como en la
manufactura, traería consigo un empobrecimiento de los artesanos y
la destrucción de la seguridad económica a causa de la inestabilidad
inherente al nuevo sistema capitalista. Es verdad que estos
desarrollos no habían avanzado mucho en la mayor parte de
Alemania en la década de 1850, pero ya se observaban en marcha.
Por supuesto, no todos los intelectuales alemanes lamentaban
esas tendencias. En realidad, existía en Alemania un partido que
llevaba hasta el extremo la doctrina del laissez faire y sobrepasaba
a los apóstoles de la Escuela de Manchester al clamar contra la
interferencia del Estado en la acción natural de la “ley económica”.

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