Lassalle

AutorGeorge Douglas Howard Cole
Cargo del AutorTeórico político inglés y un socialista crítico
Páginas86-103
IV. LASSALLE
EN EL desarrollo del socialismo alemán después del colapso de
1848 es preciso reconocer que el primer lugar no lo ocupa Marx,
sino Ferdinand Lassalle. Marx, en el exilio, no estaba en posibilidad
de actuar directamente en la opinión alemana ni tenía realmente las
cualidades que exige un liderazgo popular. Después de los pocos
números de la Neue Rheinische Zeitung (Nueva Gaceta Renana) de
1850 y del único volumen de sus Obras publicado por Hermann
Becker en Colonia en 1851 (el segundo nunca salió), ninguna obra
de Marx se publicó en Alemania hasta que la Crítica de la economía
política apareció en Berlín en 1859, e incluso su folleto sobre los
procesos de los comunistas de Colonia, impreso en Suiza en 1853
para que circulase en Alemania, no llegó al público al que iba
dirigido.9 Marx tuvo algunos amigos y admiradores leales durante
esos años, pero no lo seguía una masa popular, ni siquiera después
de publicarse la Crítica. Hasta que Wilhelm Liebknecht volvió a
Alemania, en 1862, no tuvo allí un emisario capaz de exponer sus
doctrinas esenciales en forma popular; y hasta que la Asociación
Internacional de Trabajadores llegó a ser una fuerza amenazadora,
el nombre de Marx no significó nada para la mayoría, incluso, de los
jefes del creciente movimiento socialista alemán.
El hombre que llegó a ser la figura principal del socialismo
alemán y, de hecho, el creador del primer movimiento socialista
considerable en aquel país fue Lassalle. Sin duda, Lassalle conocía
bien los escritos de Marx, y una y otra vez que se refiere a él lo
presenta como su maestro. Pero Lassalle era por naturaleza un
caudillo de hombres, en tal medida y hasta tal punto consciente de
sus cualidades intelectuales que no podía aceptar la jefatura de otro
ni en la práctica ni en la teoría; y, aunque Marx al principio se sintió
atraído por las brillantes cualidades de Lassalle y tuvo la esperanza
de poder guiarlo por el camino recto, no es posible concebir que, si
los dos hubieran estado en Alemania, habrían podido trabajar
juntos. En la política práctica, Lassalle esperaba dirigir y no seguir a
otro, con la seguridad de que tomaba el camino acertado; y en
cuestiones teóricas, a pesar de estar dispuesto a tenerle toda clase
de consideraciones a Marx como pensador, habría procedido por
mismo sin tener en cuenta sus objeciones. Es indudable que en la
teoría tenían mucho en común, y los puntos que los separaban
parecían de poca importancia a la mayoría de sus partidarios. Pero
en la política práctica eran polos opuestos, porque Marx estaba con
la burguesía en contra del Estado prusiano, mientras que Lassalle
se hallaba dispuesto a ponerse al lado del Estado prusiano en
contra de la burguesía. Además, tras ese desacuerdo existía una
diferencia teórica mucho más fundamental que sus doctrinas rivales
acerca de las fuerzas determinantes de los salarios o acerca del
valor de las empresas cooperativas: Lassalle, con toda su
inclinación hacia el influjo personal, creía profundamente en el
sufragio universal como medio para transformar al Estado en un
instrumento de la democracia; Marx, con toda su disposición para
ayudar a los burgueses a ocupar el poder y con toda su insistencia
en la necesidad de la acción parlamentaria, carecía por completo de
esa creencia. Pero esto se puso de manifiesto sólo más tarde,
mucho después de la prematura muerte de Lassalle: en la década
de 1850 sus diferencias parecían referirse más a la economía que a
la política, e incluso más al contraste entre las circunstancias en que
cada uno se hallaba que a la existente entre ellos mismos. Marx, el
exiliado que vivía pobremente, no veía bien la opulencia y
prodigalidad de Lassalle, incluso cuando trató de acogerlo bien
durante su visita a Londres; y el reconocimiento por Lassalle de la
eminencia intelectual de Marx tenía cierto matiz de
condescendencia que Marx no podía perdonar.
Sin embargo, hasta 1859 no hubo un franco rompimiento. Fue
Lassalle quien encontró en Berlín un editor para la Crítica de la
economía política y negoció condiciones económicas favorables.
Lassalle envió a Marx un ejemplar de su drama revolucionario en

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR