Perú: las elecciones de 2011. Populistas e integrados. Las divisiones políticas en un sistema 'partido

AutorCarlos Meléndez
Páginas523-562
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INTRODUCCIÓN
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El presente capítulo analiza las elecciones presidenciales del 2011 en el
Perú que elegiría a Ollanta Humala como Presidente para el periodo 2011-
2016, dejando atrás a su rival político Keiko Fujimori. Desde el pase al
ballotage, se puede confirmar la permanencia en el Perú de la tensión entre
alternativas populistas y conservadoras. La idea principal del capítulo es
que la dinámica electoral peruana durante la primera década del siglo XXI
se mantiene entre una mitad del electorado integrado al sistema económi-
co y político, y la otra mitad que demanda una inclusión populista que no
zanja completamente con legados y reflejos autoritarios. La consolidación
del crecimiento económico y del desarrollo de las instituciones políticas en
el Perú depende de la solución de las demandas de redistribución social
que a pesar del optimismo del establishment no han cesado, y que, por el
contrario, se han visto reflejadas en un clima de alta conflictividad social.
El escenario, además, enfrenta un segundo reto referido a la construcción
de una dinámica política estable entre los actores existentes. El sistema
partidario en el Perú se encuentra “partido”, tanto vertical como horizontal-
mente, debido a la naturaleza personalista de las agrupaciones políticas
(sin organización territorial ni militancia) y a la ausencia de coordinación
entre las fuerzas que pugnan por representar al mismo espacio político. El
resultado es una alta volatilidad de las preferencias electorales y una incer-
* Candidato a doctor en Ciencia Política por la Universidad de Notre Dame (Indiana, Es-
tados Unidos). Agradezco a Zoila Ponce de León por su colaboración en la sistematización de
información utilizada en este texto.
Perú: las elecciones de 2011. Populistas e integrados.
Las divisiones políticas en un sistema “partido”
Carlos Meléndez*
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Carlos Meléndez
tidumbre política que termina resolviéndose en términos de propuestas
populistas: ya sea a través de la réplica de un neo-populismo de respeto a
las macro-cifras económicas y uso político de la focalización social (Fuji-
mori), o de una redistribución social apoyado en bonos sociales destinados
a sectores excluidos con ajustes al modelo económico (Humala). En este
sentido, la victoria de Humala no debe ser interpretada como una “victoria
de la democracia”, ya que el impacto electoral de las consideraciones de-
mocráticas fue decisivo, pero debido al estrecho margen de distancia entre
dos candidatos que conjuntamente representan reclamos de inclusión
política, económica y social.
CONTEXTO POLÍTICO PREVIO.
PRINCIPALES PROBLEMAS Y TEMAS DE DISCUSIÓN
El sistema político peruano ha sido caracterizado como una “democracia
sin partidos” (Tanaka, 2005; Levitsky y Cameron, 2003). El final abrupto del
gobierno autoritario de Alberto Fujimori (1990-2000), motivado por ruptu-
ras al interior de la coalición de gobierno a la luz de casos de corrupción y
violación de los derechos humanos (Tanaka, 2001), trajo de vuelta a la ma-
yoría de los actores políticos que habían formado parte del sistema de
partidos más estable de la democracia peruana (1980-1992). El Partido
Aprista Peruano (PAP) pasó de ser una organización política prácticamente
sin respaldo popular (su candidato presidencial Abel Salinas obtuvo el 1.6
por ciento del voto válido en las elecciones de 2000) al nuevo eje de la con-
figuración política post-autoritarismo. Con el retorno del exilio del ex presi-
dente Alan García (1985-1990) se recompuso el liderazgo de dicho partido
socialdemócrata (y a la vez el más longevo de la historia de este país). Del
mismo modo, la derecha se reconstituyó bajo la coalición de Unidad Nacio-
nal que tuvo al Partido Popular Cristiano (PPC) como el centro de la recons-
trucción de un bloque de derecha democrática. La ex congresista Lourdes
Flores era por entonces la líder indiscutible de este alineamiento político. Si
a ello se suma que el gobierno de transición (2000-2001) fue presidido por
el acciopopulista Valentín Paniagua, se puede afirmar que prácticamente
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todos los actores centrales del sistema de partidos de la década de 1980,
volvían al primer plano1 de la política peruana (Kenney, 2003).
Durante la década de 1990, sin embargo, diversas fuerzas políticas,
distintas a los partidos tradicionales, habían incursionado en la arena elec-
toral. En un contexto autoritario y muy crítico a los partidos, estas organi-
zaciones políticas independientes habían llenado el espacio dejado por los
actores luego del colapso del sistema de partidos (entre 1992-1995). Básica-
mente organizaciones personalistas (Levitsky y Cameron, 2003), llegaron a
generar simpatías en el electorado ya fuera en base a gestiones públicas
ediles (como fue el caso de Somos Perú dirigido por el dos veces alcalde
limeño Alberto Andrade) o por ser expresión de nuevos outsiders que apro-
vecharon en beneficio propio la coyuntura de crisis del autoritarismo fuji-
morista para alzarse como la alternativa democrática (fue el caso de Perú
Posible dirigido por Alejandro Toledo y también el caso de Solidaridad Na-
cional2 dirigido por el ex presidente del Servicio de Seguro Social peruano
Luis Castañeda). La caída del gobierno de Alberto Fujimori daba paso a un
escenario de apertura del sistema político, incrementando los niveles de
competencia entre los viejos partidos que parecían recobrar vigencia y
de nuevas organizaciones que buscaban enraizarse en la ciudadanía. Se
configuraba un sistema incipiente con viejos actores que no terminaban de
irse, y de nuevos que apenas acababan de llegar (Meléndez, 2006).
Durante la última década, se llevaron adelante tres procesos electora-
les presidenciales y tres en el seno de los gobiernos regionales y alcaldías
provinciales y distritales con un nuevo marco legal e institucional producto
de la transición democrática (Vergara, 2009). El año 2001, casi inmediata-
mente después de la caída del fujimorismo, se realizaron reformas cons-
titucionales para impedir la posibilidad de una re-elección presidencial
inmediata. Asimismo, se habilitó en la Ley Electoral la elección de congre-
sistas de la república por distrito electoral múltiple (el fujimorismo había
impuesto un legislativo de cámara única elegido en un solo distrito electo-
ral nacional). Del mismo modo, y ya con el nuevo gobierno elegido y pre-
sidido por Alejandro Toledo (2001-2006), se profundizaron las reformas de
1 A diferencia de los partidos de centro y centro-derecha (Acción Popular y el PPC), y de la
social-democracia (PAP), la izquierda socialista y comunista se desintegró en 1990 como alian-
za electoral y no logró reconstituir un proyecto político conjunto.
2 Cabe indicar que Solidaridad Nacional terminó integrando la alianza de derecha Unidad
Nacional en el 2001.

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