Futuro de las mujeres. Las pensiones en la globalización

AutorMa. Luisa González Marín
Cargo del AutorInvestigadora del Instituto de Investigaciones Económicas Unam
Páginas355-372
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INTRODUCCIÓN
En 1997 se cambia el sistema de pensiones correspondiente
a los derechohabientes del Instituto Mexicano del Seguro So-
cial (IMSS), en el que estaban la mayoría de los trabajadores
con seguridad social.
Las argumentaciones que acompañaban al proyecto de
cambio se centraron sobre la inviabilidad del IMSS para seguir
pagando las pensiones, y la enorme carga financiera que re-
presentaban para el futuro. Se analizaban las variables ma-
croeconómicas, como el escaso crecimiento del PIB, el déficit
fiscal, el pago de los intereses de la creciente deuda externa, el
control de la inflación, las pérdidas de las empresas y otras,
con el fin de justificar el paso al sistema de ahorro individual.
Otros argumentos, se centraban en cuestiones serias pero
tratadas unilateralmente como el considerar que la tendencia
al envejecimiento de la población y el aumento de la esperan-
za de vida hacían insostenible el sistema de reparto, cuando
es sabido que en la carga que representa el sector de la pobla-
ción en edad avanzada, no cuenta tanto la estructura demo-
Futuro de las mujeres.
Las pensiones en la globalización
Ma. Luisa González Marín*
*Investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas-UNAM.
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 Ma. Luisa González Marín
gráfica sino la desigualdad socioeconómica existente [Ham,
1993a: 10].
Nunca fue analizado seriamente que los cambios en el
empleo y el mercado de trabajo estaban ocasionando una
tendencia al abandono de las prestaciones sociales, menos
trabajadores sin seguridad social y empleos llevaban inevita-
blemente a otorgar a menores recursos para el fondo de pen-
siones.
Hubo también críticas parciales que fuera del contexto
global aparecían como irrefutables, una de ellas era la mala
administración de los fondos de pensiones y los fraudes y
corruptelas de los funcionarios; otra, que este sistema de re-
parto era altamente regresivo, porque al pagarse las pensio-
nes con fondos públicos, los trabajadores sin seguridad social
financiaban a los que sí la tenían.
En todas estas argumentaciones y críticas estuvo ausente
la equidad de género. Si realmente quiere hacerse una política
con perspectiva de género, como tanto pregonan los funcio-
narios gubernamentales, el tema de la seguridad es básico
para aminorar la desigualdad, ya que las mujeres se encuen-
tran en su gran mayoría desprotegidas o subprotegidas.
Las amas de casa, las que dedican casi toda su vida a rea-
lizar el trabajo doméstico o reproductivo, no fueron tomadas
en cuenta en todas estas discusiones, una vez más fueron
excluidas de los derechos sociales, condenándolas a una vejez
de miseria y dependencia. Esas mujeres primero dependen de
los padres, después del esposo y al final de su vida de los hijos
o la beneficencia pública, todo ello, porque se dedicaron a
cuidar hijos, atender a la familia y realizar las labores domés-
ticas, este es el “premio” por haber cumplido con el papel que
la sociedad les impone.
Por ello, la CEPAL y otras instituciones han planteado que
los sistemas de protección social “deben guiarse por los prin-

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