Políticas migratorias en el estado de Oaxaca

AutorPatricia Pinzón
Páginas183-217
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DENTRO DEL CONTEXTO nacional, Oaxaca es un estado de alta expulsión. Más
de 50 por ciento de sus municipios cuenta con elevados índices migrato-
rios, sobre todo en los de población indígena. De sus 570 municipios, 303
son expulsores, 197 mantienen un equilibrio y 70 son de atracción.1 El
fenómeno se ha intensificado en los últimos años principalmente por cau-
sas económicas: el mercado de trabajo local resulta insuficiente para ab-
sorber la fuerza laboral productiva; los bajos ingresos no cubren las nece-
sidades básicas de las familias; los niveles de vida se sitúan muy por
debajo de la media nacional y los insuficientes apoyos al campo se tradu-
cen en mayores grados de dependencia alimentaria y en el incremento de
los flujos migratorios.2
En este trabajo se distinguen dos tipos de acciones: las dirigidas a los
migrantes internos –quienes cambian de residencia dentro del país– y las
dirigidas a los migrantes internacionales, cuyo lugar de destino –para 98
por ciento de los casos registrados en Oaxaca– es Estados Unidos. Por esta
razón, partimos de la hipótesis de que las políticas del Estado hacia sus mi-
grantes internacionales se encuentran en una etapa de desarrollo precario.
CARACTERÍSTICAS MIGRATORIAS DE OAXACA
El estado de Oaxaca representa un caso único de migración internacional,
debido a las condiciones en que ésta se genera y a las consecuencias y el
poder de organización subsidiarios. Según la clasificación más utilizada en
estudios migratorios, el estado pertenece a la región central,3 por lo que
1Gobierno del Estado de Oaxaca, Plan Estatal de Desarrollo Sustentable 2004-2010.
2Gobierno del Estado de Oaxaca, 2004, p. 46.
3Durand y Massey, 2003, pp. 83-87. Pertene cen también a esta región los estados de
Guerrero, Hidalgo, México, Morelos, Puebla, Querétaro, Tlaxcala y el Distrito Federal.
CAPÍTULO 8
Políticas migratorias en el estado de Oaxaca
Patricia Pinzón
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PATRICIA PINZÓ N
creemos que esta clasificación es relevante para comprender el fenómeno a
través de la dinámica migratoria de la región y de las particularidades del
caso oaxaqueño.
Los mixtecos oaxaqueños han migrado desde hace varios siglos, y se
dedicaron con preferencia al sector agrícola.4 Desde el siglo XVII sus tierras
sufrieron un proceso de privatización de la propiedad comunal que despojó
a muchos indígenas de su parcela e inició un proceso de fragmentación de
las comunidades.5 Para la identidad indígena, la importancia de la tierra y
el territorio está ligada a su antigua cosmovisión, conforme a la cual cons-
tituyen el origen de la vida y el asiento de los dioses, de manera que el terri-
torio materializa la alianza entre ambos. Así puede comprenderse que la
relación entre identidad indígena y territorio es minada desde esta época, en
la medida en que un indígena sin tierra ya no es propiamente tal, por lo que
debe emigrar.6
Esta tradición no sólo pertenece a los mixtecos, también la comparten
otros grupos étnicos. Los zapotecos, por ejemplo, comenzaron a emigrar a
principios del siglo XX, primero al interior de la República –a ciudades como
México, Veracruz y Chiapas– y después hacia Estados Unidos, en los años
setenta. La mayor parte de los migrantes de esta etnia salieron de su lugar
de origen por falta de oportunidades y de trabajo, pero algunos abandona-
ron sus pueblos también por conflictos internos y violencia.7 En la actua-
lidad, en las regiones de destino, este grupo se ubica sobre todo en el sector
servicios. Otros –chinantecos, chatinos, mixes, triquis, zoques– también han
comenzado a emigrar hacia Estados Unidos.
El Programa Bracero –firmado en 1942– sentó el precedente más rele-
vante para la migración oaxaqueña en su conjunto, atrayendo a migran-
tes temporales para la agricultura y la industria ferrocarrilera estadouni-
denses.8 Bajo este programa salieron los primeros oaxaqueños de México
4La ruta mixteca distingue tres fases: 1. a principios del siglo XX, la gente migró principal-
mente a nivel regional y a la ciudad de México, Puebla y Veracruz; 2. a mediados del mismo
siglo la migración se dirigió hacia las ciudades de México y Oaxaca, e inició también hacia el
noroeste de México, especialmente ha cia Sinaloa. También inició la participación de algunas
personas en el Programa Bracero 1942-1964, y 3. durante los años setenta se incrementó el
flujo masivo de migración hacia el noroeste de México (Sonora, Sinaloa, Baja California y Baja
California Sur) y hacia Estados Unidos. Véase López y Runsten, pp. 281-284.
5Pastor, p. 54.
6Velasco Ortiz, pp. 54-55.
7López y Runsten, pp. 291-294.
8Véase Durand y Arias, pp. 147-148. El primer acuerdo se firmó el 4 de abril de 1942.
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POLÍTICAS MIGRATORIAS EN EL ESTADO DE OAXACA
hacia el país vecino, aquellos que sentarían las bases de la constitución de
redes de migrantes. Después del Programa Bracero, Oaxaca disminuyó su
aporte migratorio y, al finalizar dicho programa, se interr umpió el proce-
so de salida al exterior y se inició la migración interna hacia Sonora y
Baja California para luego, desde estas regiones, continuar hacia Estados
Unidos.9 No obstante, a finales de los años o chenta se recuperó poco a
poco el nivel anterior.
Estudios realizados en los años setenta reportan ya una presencia signi-
ficativa en la agricultura californiana de migrantes procedentes de Oaxaca,
Morelos, Guerrero, Zacatecas y Michoacán. En esa misma década se detecta la
presencia creciente de migrantes mixtecos en esos mismos campos agrícolas,
bajo un patrón de movilidad indocumentada. En 1986 se aprobó la Ley de
Control y Regulación de la Inmigración (IRCA, por su sigla en inglés) y casi
la mitad de los oaxaqueños regularizaron su estancia en Estados Unidos.10
A diferencia de lo que sucedió con otros grupos del centro de México, quienes
bajo la IRCA adquirieron la residencia permanente, los mixtecos lograron le-
galizar su circulación como migrantes, cruzando la frontera según las épocas
de cultivo. Por esta razón, la permanencia o establecimiento de los migran-
tes oaxaqueños se vincularía más con la dinámica de los mercados de tra-
bajo que con su estatus legal, ya que mientras se incorporaban a trabajos
temporales su asentamiento resultaba difícil.11
La década de los noventa se caracteriza por el fortalecimiento de los
indígenas oaxaqueños en el noroeste de la frontera de México y el suroeste
de Estados Unidos. Surgen los primeros indicios de una generación de in-
dígenas crecidos en suelo californiano; aparecen procesos de articulación
transnacional entre las comunidades de origen y destino, que se expresan
en formas institucionalizadas de apoyo a proyectos productivos, festivida-
des y participación política de los migrantes en sus pueblos de origen; se
visualizan fuertes redes de migrantes y diversas organizaciones sociales y
políticas de carácter local, regional y transnacional.12 La migración recien-
te en la región central se caracteriza por su acelerado crecimiento y por la
9Los zapotecos fueron los primeros en llegar y en salir de la agricultura hacia actividades
urbanas. Han sido reemplazados con el tiempo por mixtecos y triques, que llegaron después,
son más pobres y aún prestan sus servicios en la agricultura. Véase Durand y Massey, p. 161.
10Runsten y Kearney.
11Idem.
12Velasco Ortiz, op. cit., pp. 58-59.

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