Naturaleza y evolución de la ciencia política
Autor | Gianfranco Pasquino |
Páginas | 12-39 |
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I. NATURALEZA Y EVOLUCIÓN
DE LA CIENCIA POLÍTICA
Política es, desde tiempos inmemoriales, la actividad que los hombres y, más reciente-
mente, las mujeres desarrollan para mantener junto un grupo, protegerlo, organizarlo y
ampliarlo, para escoger quién toma las decisiones y cómo, para distribuir recursos, presti-
gio, fama, valores. Ciencia política es el estudio de esta actividad con método cientí co,
es decir de manera de formular generalizaciones y teorías y de permitir su veri cación y
su falsación.
EL ESTUDIO CIENTÍFICO DE LA POLÍTICA
Delinear la evolución de una disciplina como la ciencia política es una ope-
ración difícil y compleja por dos tipos de razones.
En primer lugar, porque su historia y la historia de quienes la practican
se entrelazan irremediable y fecundamente con las de otras disciplinas,
como la losofía política, la historia de las doctrinas y del pensamiento polí-
tico, el derecho constitucional y, más recientemente, la sociología,
sobre todo, como es obvio, la sociología política. No es casual, enton-
ces, que no exista una verdadera historia de la ciencia política, a pesar de al-
gunos intentos más o menos meritorios (Easton, 1953; Blum, 1965; Ma-
ckenzie, 1967; Stretton, 1969; Ricci, 1984). Incluso se podría sostener que,
tanto por su desarrollo cronológico más de dos veces milenario, como por
las diversas actitudes que exige, se ha vuelto imposible una historia exhaus-
tiva de la ciencia política, ya que va más allá de las capacidades de cualquier
estudioso. Sin embargo, quien quiera ahondar en el tema encontrará algu-
nas contribuciones, aunque muy diversas entre sí, en Sola, 1996a y 2005, y
Almond, 1996 y, con particular referencia a la producción italiana, en Gra-
ziano, 1986, y en Morlino, 1989, con mucho material que podrá resultarle
útil y relevante.
En segundo lugar, la evolución de la ciencia política ocurre de manera
conjunta a través de la de nición/rede nición del objeto de análisis, así como
de la elaboración de nuevas técnicas y nuevos métodos, en busca del máxi-
mo nivel de “cienti cidad”, es decir del máximo nivel de posibilidad de co-
municación intersubjetiva de los conocimientos adquiridos. Con el paso del
tiempo, por lo tanto, cambian ya sea el objeto (qué es la política) o el método
(qué es la ciencia). Así que la evolución de la disciplina puede —más bien
debe— ser trazada y analizada precisamente en referencia a estas dos modi-
Raíces profundas
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caciones (Sartori, 1979), ninguna de las cuales es de nitiva, ya que ambas
son constantemente susceptibles de variaciones y de profundizaciones.
La ciencia política, entonces, cuenta al mismo tiempo con raíces profun-
das en un pasado lejano y orígenes recientes. Sus re exiones han acompaña-
do todas las fases de desarrollo de la experiencia de organización del mundo
occidental en comunidad y colectividad, desde las ciudades-Estado griegas
hasta los procesos de uni cación supranacional. Dichas re exiones se han
vuelto cada vez más especializadas y autónomas en un conjunto de relacio-
nes de colaboración y de diferenciación respecto a otras disciplinas.
El problema que se presenta con más claridad para quien pretenda re-
construir la evolución de la ciencia política consiste en la ubicación de una fe-
cha precisa, de un giro, de un pasaje reconocible y reconocido, antes del cual
la política fuese estudiada con métodos “precientí cos”, y después del cual el
uso del método cientí co haya prevalecido, se haya vuelto discriminante. El
riesgo de semejante operación es grande. Consiste no sólo en restarles im-
portancia a las aportaciones de todos los estudiosos de la larga fase precientí-
ca, sino también en atribuir un valor probablemente excesivo a los análisis
de nuestros contemporáneos y a las virtudes de los métodos cientí cos. Asi-
mismo, no pocas controversias pueden derivarse del intento mismo de de -
nir concretamente el método cientí co. En cambio, resulta mucho más
fructífero sostener y presentar una interpretación de la ciencia política
abierta y en parte ecléctica, pero, en su especi cidad y signi catividad, no
imperialista.
La ciencia política contemporánea es el producto de un conjunto de re-
exiones y de análisis de los fenómenos políticos madurados, como se men-
cionó, a lo largo de la experiencia política occidental. De vez en
cuando los estudios se han confrontado con estos fenómenos ape-
lando a los métodos disponibles en sus tiempos y estudiando concretamente
las temáticas que parecían de mayor importancia. Asimismo, ninguno de
ellos jamás supo, ni quiso —suponiendo que sea posible y deseable— mante-
ner absolutamente distinto y separado el momento descriptivo del prescrip-
tivo, los hechos de los valores. Sin embargo, de sus re exiones se pueden
deducir incluso hoy las problemáticas más importantes para la disciplina y
recabar de ellas las primeras soluciones clásicas. Por esta razón fundamen-
tal, cualquier intento interpretativo de síntesis debe remitirse a un manual
de historia de las doctrinas y del pensamiento político (Brecht, 1959; Wolin,
1960; Passerin d’Entrèves, 1962; Galli, 2001). Por lo que nos concierne, el
camino que debe trazarse en este ámbito involucra, antes que nada, el objeto
de la ciencia política, y luego el método.
Desde el inicio el objeto cali cador aunque no exclusivo del análisis po-
lítico se ubicó en el poder. Las modalidades de adquisición y de utilización
del poder, su concentración y su distribución, su origen y la legitimidad de
su ejercicio, su misma de nición como poder especí camente “político”,
Productos históricos
El poder
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