Los métodos de análisis

AutorGianfranco Pasquino
Páginas40-70
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II. LOS MÉTODOS DE ANÁLISIS
En el primer capítulo hemos delineado el objeto de estudio de la ciencia política y hemos
explicado por qué, al menos en parte, ha variado con el paso del tiempo. Asimismo, he-
mos subrayado qué criterios se han sugerido para que el estudio de la política adquiera
cienti cidad. En este capítulo dedicaremos nuestra atención a los métodos que se em-
plean para estudiar la política de manera cientí ca.
CONSIDERACIONES PRELIMINARES
La objeción banal que suele plantearse a la ciencia política es que la políti-
ca no es una ciencia. En efecto, no lo es; la política no es, como se repite
sin re exionar, el arte de lo posible, sino más bien el arte, la habilidad, la
actividad directa de crear las condiciones de lo posible. Pero, por lo mis-
mo, las modalidades con las que se crean las condiciones de lo “posible”,
su éxito, los resultados en términos de mecanismos y de instituciones, sus
consecuencias probables/predecibles, son aspectos que pueden ser estudia-
dos y analizados con métodos cientí cos. Por consiguiente, en términos ge-
nerales, la ciencia política consiste en el estudio de la política con métodos
que se utilizan en las demás ciencias sociales, y con algunas diferencias im-
portantes, pero no concluyentes, incluso con las demás ciencias físico-
naturales.
En este punto son indispensables dos notas de advertencia. La primera
es que estudiar las conductas de mujeres y hombres en las asociaciones y en
los sistemas políticos es, naturalmente, mucho más complicado y más rico
en riesgos analíticos que estudiar la aparición de cometas o la estructura de
las interacciones en los átomos. Lo que les ocurre a los cometas y los áto-
mos obedece a caminos y dinámicas predeterminados y, de alguna manera,
regulares y recurrentes, que resultan, pues, en determinadas condiciones,
cientí camente determinables y predecibles. En cambio, las mujeres y los
hombres a menudo aprenden algo de sus conductas; de todos modos, siem-
pre tienen la posibilidad, si así lo quieren, de cambiarlas. Ya que lo hacen en
respuesta a acontecimientos especí cos y a otras conductas, también sus
nuevas conductas pueden estudiarse y explicarse, pero sólo gracias a nue-
vas, mejores teorías, o bien con rede niciones de las viejas teorías. Esto es
lo bueno de estudiar las sociedades y los sistemas políticos, porque siempre
se mani estan nuevos problemas y siempre se dispone de nuevas informa-
ciones en las modalidades con las que ciudadanos más o menos organiza-
40 LOS MÉTODOS DE ANÁLISIS
dos eligen conducirse con respecto a aquellas sociedades y a aquellos siste-
mas políticos, reaccionando también a las restricciones impuestas y a los
incentivos ofrecidos por ambos. Así que puede resultar preciso rede nir las
generalizaciones y reformular las teorías, aunque ya sean probabilistas, más
o menos en estos términos: “si se presentan las condiciones a, b y c, enton-
ces es probable que se obtenga el resultado x”.
La segunda nota de advertencia es que sería totalmente improductivo
emplear criterios tan apremiantes cuan irrealistas por su rigor, a menudo ya
abandonados en las ciencias físico-naturales, con el objetivo de estudiar
conductas políticas y sociales, de formular teorías probabilistas y de some-
terlas a comprobación. Se terminaría, por un lado, por paralizar
la investigación y, por el otro, dedicando mucho, demasiado tiem-
po a las especi caciones meramente metodológicas, sin lograr jamás alcan-
zar el análisis concreto de los fenómenos políticos, o bien creando un abis-
mo entre la metodología y la investigación, y no haciendo ni buena
metodología ni buena investigación. Establecido lo anterior, naturalmente,
si la ciencia política quiere producir conocimiento verdadero, convincente,
aplicable, parece ser no sólo recomendable sino indispensable una buena
dosis de rigor metodológico. La atención, entonces, debe dirigirse hacia un
análisis de los métodos ya empleados, de sus contribuciones, de sus incon-
venientes para la comprensión y la explicación de los fenómenos políticos y
para la construcción de generalizaciones y de teorías.
LA PLURALIDAD
DE LOS MÉTODOS ANALÍTICOS
La multiplicidad y la complejidad de los fenómenos políticos requieren tam-
bién una pluralidad de métodos para analizarlos; ciertos métodos sirven es-
pecí camente para estudiar algunos fenómenos y serían totalmente inapro-
piados para el estudio de otros. Es más, parece oportuno destacar que
cualquier método resulta mejor que no tener ningún método, aunque lamen-
tablemente a menudo demasiados análisis carecen por entero de método y, a
veces, más métodos son aplicables con provecho al estudio del mismo fenó-
meno político.
Naturalmente, es probable tanto que el estudioso de todos modos privi-
legie uno, como que uno de esos métodos demuestre alcanzar mejores resul-
tados, más económicos, más elegantes. Con respecto a la batería metodoló-
gica disponible para los cientí cos sociales y, más especí camente, para los
cientí cos políticos, durante demasiado tiempo ha sido aceptada y re-
producida sin ninguna consideración crítica, distinción todavía impor-
tantísima planteada por primera vez por Lijphart en 1971 y retomada luego
por la casi totalidad de los estudiosos.
Criterios apremiantes
Más métodos

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