Gabriela: El significado de ser y tener una familia

AutorRuth América Sánchez Ríos
Páginas217-241
217
Retratos de familias
El significado de ser y tener una familia
Gabriela tiene 25 años, nació el 12 de agosto de 1987
en San Nicolás Guadalupe de donde es originaria. Al
igual que sus padres, sus abuelos maternos y paternos, es
descendientes de uno de los pueblos ancestrales de México
pues el municipio al que pertenece esta localidad, San
Felipe del Progreso en el Estado de México, tiene raíces
mazahuas que se remontan al siglo vii d.C.
Gabriela es una de las hablantes de mazahua dentro
de su comunidad, en donde más de sesenta por ciento de
la población es bilingüe, por lo que la utiliza común-
mente para comunicarse con sus familiares y vecinos.
Gabriela
Actualmente, Gabriela está casada y tiene tres hijos: Miriam de sie-
te años, Miguel de cinco y Luis de cuatro años de edad. Su familia
pertenece a las familias extensas debido al ciclo vital en el que se
encuentra, pues es una mujer joven con hijos pequeños cuya resi-
dencia es en casa de sus suegros, además de ser, junto con su espo-
so, migrantes intermitentes debido a la localización de sus respec-
tivos trabajos en la Ciudad de México, situación por la cual su vida
transcurre entre la vida de una comunidad rural y la vida urbana
del Distrito Federal.
Ruth América Sánchez Ríos
218
Su infancia
Gabriela es la quinta hija de un total de trece hermanos que tuvo.
Hoy en día, sólo ocho de ellos continúan viviendo. Los dos prime-
ros hijos que tuvo su madre fallecieron momentos después del par-
to; posteriormente, su madre dio a luz a dos mujeres, luego nació
Gabriela, por lo cual es considerada una de las hermanas mayores.
Los primeros recuerdos que nos comparte sobre su infancia
están relacionados con una de las mayores dificultades que tuvo que
afrontar desde su niñez y eran aquellos malos momentos qué vivió
cuando su papá llegaba a casa bajo los efectos del alcohol; situación
frecuente y que perduró largo tiempo, pues su padre dejó la bebida
después del fallecimiento de su esposa, hace apenas dos años.
Su padre se dedicó la mayor parte de su vida al trabajo en el
campo, sembraba y cosechaba maíz. Tenía una yunta, vacas, borregas,
guajolotes y pollos, además de magueyes, de los cuales extraía agua-
miel para después venderlo. Sobre este punto Gabriela nos explica:
“Mi papá diario raspaba sus magueyes para sacar el aguamiel
dos veces al día, él se paraba a las cinco o seis de la mañana
para raspar y también a las seis o siete de la tarde. Raspaba
diez o quince magueyes, vendía el aguamiel a un señor que
se dedicaba a distribuirlo en las pulquerías. Llegaba a juntar
cuatro o cinco garrafones y ya le daban cien pesos. En ese
tiempo eso era mucho dinero, pero ahora no te alcanza para
nada. Mi papá le echaba al pulque guayabas o una hierba que
crece en el pueblo para que no oliera feo y le agregaba más
aguamiel, así el pulque salía blanco y espumoso. A él nunca
le gustó tomar de ese pulque, prefería la cerveza, pues decía
que no le caía bien el pulque por frío. A veces llegaban los
viejitos a tomar a la casa. Raspar es bonito y feo al mismo

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR