El cambio político en México: las reformas hasta 1996

AutorMaría Amparo Casar
Páginas15-25

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2. El cambio político en México: las reformas hasta 1996

Los sistemas políticos son siempre dinámicos y están sujetos a reformas permanentes ya sea 1) por la vía de la práctica, esto es de las preferencias electorales, o 2) por la vía de la acción de los actores políticos, especialmente de los legisladores quienes tienen en sus manos la facultad para cambiar los arreglos institucionales.

Un ejemplo de lo primero es cuando el elector decide sufragar mayoritariamente por un partido, digamos, el partido del Presidente. Con ese acto estará decidiendo una distribución del poder que beneficia a ese partido; estará dando al partido del Presidente —en este caso hipotético—, una mayoría que le hará más fácil el ejercicio de go- bierno. Decimos “más fácil” ya que desde 1991 nuestra Constitución impide que un partido por sí sólo obtenga la mayoría de los dos tercios que se requiere para aprobar reformas constitucionales. Por el contrario, si las preferencias del ciudadano se dividieran entre tres partidos, lo que ocurrirá es que tendremos un Congreso dividido que exigirá alianzas para ser funcional. De esta manera, en la práctica se estará llevando a cabo un cambio en el funcionamiento del siste- ma a pesar de que las normas que lo regulan permanecen inalteradas.

La otra vía, la de legislar con el propósito de cambiar el status quo, exige la presentación de iniciativas y su discusión y aprobación en el Congreso. En este caso, la intención es cambiar el entramado institucional a través de la norma. Siguiendo nuestro ejemplo anterior, si los legisladores deciden modificar la forma de representación de mayoritaria a proporcional, estarán operando una reforma que busca alcanzar ciertos objetivos predeterminados como —en este caso hipotético—: ampliar las posibilidades de que entren al espectro par- tidario un mayor número de opciones, buscar que las minorías estén mejor representadas o que los órganos de representación reflejen mejor las preferencias de los votantes.

Si nos centramos en esta segunda vía encontraremos que desde la promulgación de la Constitución de 1917, ha habido cambios cons- tantes en los capítulos referentes al acceso al poder y a la forma en que se integran los poderes de la Unión —es decir, el poder

Las reformas permanentes: dos vías

La vía
de la práctica

La vía de
la acción
de los actores políticos

Los primeros cambios

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16 La Reforma Política del Estado

ejecutivo, el legislativo y el judicial— y, en menor medida, se han registrado modificaciones referentes a las facultades que se les asignan así como a la relación entre gobernantes y gobernados.

Por ejemplo: en la década de los treinta se eliminó la reelec- ción consecutiva de los diputados (1933) y con ello se propició una mayor circulación de la élite política; en la de los cuarenta se ordenaron los procesos electorales que quedaron así bajo el control del gobierno (1946); en la de los cincuenta se otorgó el sufragio a la mujer (1953); y en la de los sesenta se introdujeron las diputaciones de partido (1963), ampliando así la posibilidad de que la oposición contara con más representantes en el Congreso. Estas fueron algunas de las reformas que fueron haciéndose de manera paulatina y modificaron al sistema político de manera gradual e incremental.

A partir de 1978 el proceso de cambio se aceleró. Las movilizaciones sociales y políticas de finales de los años sesenta, con su punto de inflexión en el movimiento estudiantil de 1968 y en la violencia guerrillera de los años setenta, estuvieron en la raíz del ciclo de reformas que dio inicio en 1978 y que se prolongó hasta 1996. La cada vez mayor propensión a canalizar descontentos y demandas por vías no institucionales acabó por producir el reconocimiento de que la extrema concentración del poder, producto de un sistema de representación tan excluyente como el que prevalecía en México, no daba para más.

Dio inicio entonces ese proceso de cambio que se conoce como la transición política hacia la democracia: un proceso de reforma política del Estado. La mayoría de los estudiosos sitúan este ini- cio precisamente en 1978 cuando, desde el poder, se toma la decisión de comenzar a liberalizar el sistema para incorporar —de manera paulatina, ordenada y controlada— a un mayor número de fuer- zas políticas en la esfera de la representación institucional y con ello al ejercicio del poder.

De hecho, el discurso, el debate y las estrategias adoptadas por los actores políticamente relevantes apuntan a que las reformas implementadas en esas dos décadas (1978-1996) tenían como objetivo transitar hacia un gobierno acotado con base en la voluntad popular expresada libremente en las urnas, y a la vigencia, el ejercicio y respeto a las garantías constitucionales.

Detrás de esta aspiración, prevalecía el diagnóstico de un sis- tema presidencial en el que los principios de soberanía electoral, la división de poderes y los pesos y contrapesos no eran sino una ficción. En este sentido, la meta deseada en esta primera etapa era establecer un sistema presidencial en el que el titular del Ejecutivo estuviese

Inicio
de la transición

Reformas entre 1978 y 1996: objetivos

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El cambio político en México: las reformas hasta 1996

limitado a través de controles electorales, legales e institucionales. Es decir, un sistema en el cual el jefe de Ejecutivo:

a) Accediera al poder a través de procedimientos electorales libres, justos, equitativos y ampliamente aceptados.

b) Ejerciera el poder de acuerdo al marco constitucional establecido y no con base en los poderes meta-constitucionales.

c) Su poder estuviera limitado y controlado por aquellas instituciones que la Constitución consagró para ese propósito.

Para...

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