Trasfondo tiránico

AutorDaniel Cosío Villegas
Páginas928-937
928
Daniel Cosío Villegas
TRASFONDO TIRÁNICO
(JULIO DE 1950)
No podrá cali carse de democrática o de tiránica la situación política de
nuestros países sin de nir antes lo que en ellos puede entenderse por demo-
cracia, pues los conceptos y las instituciones del mundo occidental sufren
desvíos insospechados cuando se trasplantan a la tierra hispanoamericana.
Una democracia al estilo inglés, norteamericano o escandinavo, aun al estilo
francés, jamás ha existido en ningún país de nuestra América, entre otras
razones, porque en una sociedad genuina, realmente democrática, la tiranía
es inconcebible por de nición. La tiranía siempre es impuesta y jamás con-
sentida, y la esencia de la democracia es que una mayoría de la sociedad
consienta en la forma de gobierno que ha de regirla. Y casi sobra decir que
en todos y cada uno de los países latinoamericanos ha habido alguna vez ti-
ranías; es más, ahora vuelve a haberlas con una facilidad que apunta a la
existencia de viejos hábitos y quizás al vicio que exige la satisfacción periódi-
ca. Aquí, la democracia consiste, más que nada, en un mínimo de libertad
personal y en un mínimo de libertad pública, y la falta de una de esas dos li-
bertades, o de ambas, justi ca la aplicación del término tiranía, cuando no el
de dictadura. (El primero es el abuso o la imposición en grado extraordina-
rio de cualquier poder o fuerza; el segundo se aplica cuando un gobierno,
invocando el interés público, ejerce sus poderes fuera de las leyes constituti-
vas del país.)
Es interesante retener esa condición de la democracia en la América His-
pánica: la existencia de la libertad personal y de la libertad pública, pues,
recta o torcidamente, suele pretenderse tomar como criterio la  delidad con
que los resultados electorales re ejan la voluntad del votante. De admitirlo,
pronto llegamos al absurdo evidente de que mientras Argentina y Colombia
son hoy democracias perfectas, México vive en la tiranía. En la Colombia de
hoy, por ejemplo, el Partido Conservador ha obtenido recientemente una
elección unánime en favor de su truculento candidato; pero ¿quiénes vota-
ron? Única y exclusivamente los conservadores, pues los liberales, que for-
man el partido mayoritario, se negaron a concurrir a las urnas. Aparte de
que así lo acordaron los dirigentes liberales para no sancionar una elección
ilegal e inmoral, el gobierno presente de Colombia, al frente del cual está el
señor Ospina Pérez, civil, rico, universitario, buen mozo, cuya cabeza ne-
vada sugiere la bondad, la tolerancia y la comprensión del padre, condujo

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