Prólogo. La vida política de la Ciudad de México
| Autor | César Camacho |
| Páginas | 9-11 |
98
César Camacho
Andrés Lira
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PRÓLOGO
LA VIDA POLÍTICA
DE LA CIUDAD DE MÉXICO
César Camacho
Punto de encuentro de civlizaciones, epicentro del choque de dos mun-
dos, recinto del mestizaje, capital de la Nueva España y sede del po-
der político, económico y cultural desde hace siete siglos, la región más
transparente, alta y poblada del planeta, es el corazón de México.
Esta gran obra narra, desde diversas perspectivas, la evolución del poder
político a lo largo de 700 años, del enclave que originalmente se consideró “el
ombligo de la luna” y que ahora concentra a la megalópolis de América. Es
mucho más que un libro de historia y que un texto jurídico, se trata de una
aproximación multidisciplinaria a un fenómeno tan complejo como apasio-
nante, tan bello como interesante y tan riguroso como bien elaborado.
La organización social construida por los mexicas en este altiplano de
América devino en estado jurídico, cuya legislación se analiza en esta publica-
ción; enseguida, se describe la evolución de la política en este sitio memorable.
Siglos después, culminada la conquista, los ibéricos erigieron la Nueva España
sobre la antigua capital nativa, sentando las bases del virreinato e iniciando un
proceso de sincretismo cultural que se extendería por centurias.
)ÅVITM[LMT[QOTWXVIII, la Corona española dividió el territorio de la Nue-
va España en 12 intendencias, de las cuales la Ciudad de México siguió siendo
cabeza. Si bien la lucha independentista se desarrolló fuera de la ciudad, la
gesta no podía concluir hasta hacerse de ella. Por ello, sería hasta la entrada
del Ejército Trigarante a la capital, que la Independencia se consumó. Exilia-
do Iturbide y cancelado el primer imperio mexicano, el ideario federalista y
liberal fue reivindicado. Durante el Congreso Constituyente de 1824, el de-
bate acerca de la sede de los poderes del Estado se resolvió, con una holgada
mayoría a favor, con la creación del Distrito Federal. Más allá de formalidades
jurídicas, la fuerza centrípeta que ejerció la actividad económica, política y
social de la urbe hizo que entre 1858 y 1910 se duplicara el número de habi-
tantes de la ciudad.
Hace 100 años, aunque la Ciudad de México no padeció como otras tan
severamente el estallido de la Revolución Mexicana, sí fue tocada por sus
llamas: saqueos, huelgas, carencias y escasez alimentaria fueron constantes
durante la muy relativa estabilidad que se vivió en esos años, sin mencionar que
nunca estuvo exenta de la riesgosa presencia de alguna de las facciones de to-
Sesión en el pleno de la Cámara de
Diputados durante la LXIII Legislatura,
la cual aprobó la reforma política de la
Ciudad de México.
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