Gestión metropolitana: la importancia de las instituciones para el desarrollo de las ciudades en la era de la globalización

AutorJosé Antonio Rosique Cañas
Páginas171-190
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(....) en la vida cotidiana los hombres actúan como si siguieran
reglas; saben cómo hacer las cosas, y ese saber incluye una
experiencia práctica, una experiencia reflexiva y una orienta-
ción normativa. (....) En el origen, pues, no tenemos individuos
que razonan, ni acciones, ni aun relaciones elementales, sino
pautas, maneras de hacer las cosas: formas de vida (...).
ESCALANTE, 1992: 30
RÉGIMEN INSTITUCIONAL Y QUEHACER LEGISLATIVO
Todas las ciudades tienen problemas comunes relacionados con sus
funciones nutritivas, productivas y de organización, resultado de su
transición ineludible hacia la etapa posfordista,1 que es orquestada
desde nodos globales donde se deciden las directrices y modalidades
del desarrollo planetario.
En lo particular, cada ciudad responde a orígenes histórico-con-
cretos que tienen que ver con formas institucionales enraizadas en su
tradición constitucional, leyes, historia, geografía y cultura, tal y como
lo previeron durante la Ilustración Vico, Montesquieu y Hegel.2
*Profesor-investigador de la UAM-Xochimilco, sociólogo y doctor en ciencias políticas y so-
ciales por la UNAM, miembro del SNI-Conacyt y Presidente de la Fundación Mexicana de Estudios
Políticos y Administrativos, A.C.
1 La ciudad fordista y corporativa se consolidó con el taylorismo industrial bajo la sombrilla
del keynesiano y el Estado benefactor; por su parte, en el posfordimo la producción se descentra-
liza propiciando un nuevo orden espacio-temporal con simultaneidad de tiempo-espacio, promo-
vido por la innovación tecnológica, la comunicación y el trabajo flexible (Ramírez, 2003: 99).
2 A Vico le interesó interpretar la historia de las instituciones humanas; Montesquieu puso
énfasis en la dimensión espacial y geográfica; explica la variedad de las sociedades y de sus res-
Gestión metropolitana:
la importancia de las instituciones para el desarrollo
de las ciudades en la era de la globalización
José Antonio Rosique Cañas*
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Pieter Terhorst propone que el régimen institucional que opera en
las grandes metrópolis se compone de diversos espacios instituciona-
les, aterrizados en un área geográfica específica en la que se desarrollan
una o varias instituciones, encargadas del pilotaje político de la zona
(Terhorst, 2004: 113).
Estos espacios institucionales están jerarquizados, desde el nivel
supranacional, que se encarga de las normas que regulan el comercio
internacional, las relaciones monetarias, hasta el nivel local que com-
prende las estructuras desconcentradas del Estado y que es también el
espacio de los compromisos y de los acuerdos entre los grupos sociales,
pasando por el nivel nacional, encargado de la organización del siste-
ma electoral, del régimen fiscal y del régimen provincial.
De la manera en que se estructuren y funcionen todos esos niveles,
depende el funcionamiento y orientación del gobierno; esos son los
espacios en los que se mueven los órganos soberanos de la represen-
tación popular, para promover leyes, aprobar decretos y diseñar los
organismos públicos desde los que los cuerpos tecnoburocráticos se
organizan para enfrentar los retos de darle gobernabilidad al país, tanto
en lo político, como en lo económico y social.3
Entre la influencia local-global y el tamaño demográfico de las ciu-
dades, se destaca, el carácter interactivo del régimen institucional entre
las diferentes instancias de gobierno y los actores económicos, sociales
y políticos que son los que a su vez propician el cambio institucional,
de donde se deriva el cambio histórico de la sociedad.
Desde las antiguas ciudades-Estado el hombre creó inst ituc io-
nes y organizaci ones para darle gobernabilidad a aquellos imperios
pectivos órdenes constitucionales por tres causas: físicas o naturales, económico sociales y espi-
rituales. Hegel, como pensador más completo hasta su momento, piensa que “una constitución no
es un sombrero que se puede poner arbitrariamente sobre cualquier sociedad. A cada sociedad le
corresponde la constitución que se adecua al espíritu del pueblo” (Rosique, 2004: 15-16).
3 La gobernabilidad se compone de dos aspectos: lo político y lo administrativo, lo primero
proviene de la legalidad constitucional, la legitimidad y el consenso logrado por la forma de llegar
al poder y ejercerlo y, lo segundo, por la eficiencia en el manejo de los asuntos públicos que se
mide por la calidad y aceptación de los resultado s de las políticas públicas. La gobernabilidad
que mejor se acomoda a esta definición es la democrática; se le asocia con capacidad, habilidad,
estabilidad orden, e ficacia y legitimidad p olítica basada en prác ticas democrát icas (Rosique,
2006: 58-59).

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