El humanismo en Vitoria

AutorGuillermo Alejandro Gatt Corona
Páginas227-251
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EL HUMANISMO EN VITORIA
EL HUMANISMO EN VITORIA
El Estado se fortalece más por el ejemplo,
la sabiduría y vigilancia de un buen Príncipe, por la
integridad de sus magistrados y oficiales, por la santidad de sus
sacerdotes, por la elección cuidadosa de sus maestros, por leyes justas y
medidas conducentes a la virtud. Que sea toda su labor alentar y
desarrollar esas cualidades
(Erasmo, Erasmo de Róterdam, Institutio Principis Christiani).
El fin del medioevo y el principio de la modernidad indican un cambio de
época. No obstante, es imposible establecer a ciencia cierta una fecha determi-
nada como aquella del cambio; mucho más real es considerar que se trata de
un periodo relativamente largo (tal vez de 200 años) durante el cual la cultura
occidental en general modificó su precepción en torno al hombre, el mundo
y Dios.
De acuerdo a cuál sea el autor que leamos, hay quienes indican la fecha del
cambio tan pronto como a la caída del Imperio Romano de Oriente a media-
dos del siglo XV, y hasta tan tarde como la suscripción en Münster y Osna-
brück, de la Paz de Westfalia hasta 1648.
El humanismo en Vitoria
Lo que resulta claro es que la época de Vitoria es una de trasformación y cam-
bio; de grandes genios y controversias que perdurarán por siglos:
228 EL DERECHO DE GUERRA CONTEMPORÁNEO
En esa crisis histórica que afectaba a la política lo mismo que a la religión,
a las ciencias como a las artes y a la vida toda, sonaban ya los nombres de
los personajes por cuyas manos se iba operando la transformación. Mar-
tín Lutero, Calvino, Enrique VIII, por no citar más que a los principales
novadores insurrectos contra la Iglesia tradicional y católica; Erasmo, [...]
representante de todo el movimiento renacentista y humanístico, Ignacio
de Loyola, que acababa de entregarse a Cristo, dejando a los ejércitos de
Carlos V [...]; Copérnico, que soñaba ya en su concepción heliocéntrica
del Universo; Maquiavelo, [...]; y [...] todavía le quedaban a Miguel Ángel
años y fuerzas creadoras para diseñar la cúpula de S. Pedro y decorar la Ca-
pilla Sixtina con los frescos del Juicio final (Villoslada, 1938: 355).
Esta transición de la edad media a la modernidad se decanta en muchos cam-
bios esenciales que han sido en muchas ocasiones simplificados en demasía,
pero que efectivamente incluyen binomios como teocentrismo–antropocen-
trismo; poliarquía–concentración del poder; feudalismo–régimen estatal de
explotación de los bienes, entre muchos otros. Los cambios se notan con cla-
ridad en todos los ámbitos, entre ellos la arquitectura y la música. El maes-
tro de Salamanca se da cuenta de que vive en un periodo de cambio y sabe
aprovechar lo que mejor resulta de ambos ámbitos.
El pensamiento de Vitoria es relevante incluso para aquellos que buscan
deformarlo. Schmitt ve en Vitoria a un renacentista moderno que a través de
sus relecciones busca solucionar el tema de cómo tomar territorios en un mar-
co del nuevo nomos internacionalista. Al respecto, señala cómo en su opinión,
“la teoría de la guerra justa de Vitoria hace posible [...] la toma del suelo ajeno
no libre” (Schmitt, 2002: 22). En la opinión de Truyol y Serra, “Vitoria, preci-
samente asocia la escolástica con el espíritu del Renacimiento, buscando entre
la escolástica y el humanismo, una síntesis de la que las Relectiones theologiae
son de hecho, el modelo logrado” (1987: 243). No es por eso extraño que
algunas veces se le compare con pensadores del siglo XX como Maritain, en la
forma como, conservando rasgos fundamentales tomistas, saben aprovechar
de otras corrientes filosóficas aquello que resulta adecuado.

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