Denle una oportunidad a la guerra

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XI. “DENLE UNA OPORTUNIDAD A LA GUERRA”
CONVIRTIÉNDOSE EN BURÓCRATA
Cuando Vieira de Mello trabajó en las ofi cinas centrales de la ONU en Nueva
York por primera vez en su carrera profesional, a veces tenía la impresión de
que lo estaban matando a golpes con papeles. Su primera aparición pública
fue el 14 de noviembre de 1997. Después de que el secretario general Annan
lo presentó a los medios de comunicación como el nuevo subsecretario gene-
ral para Asuntos Humanitarios, que sería responsable de coordinar todos los
esfuerzos humanitarios dentro del sistema de la ONU, Vieira de Mello pronun-
ció unas sobrias palabras, como era característico en él:
—Espero contribuir con mi modesta experiencia al campo de las opera-
ciones humanitarias y de mantenimiento de la paz para reforzar este depar-
tamento —dijo—, y como las soluciones a los problemas humanitarios no
pueden ser humanitarias —continuó—, he intentado conseguir el apoyo de
expertos en política, en asuntos militares, derechos humanos y desarrollo
económico.
Durante la conferencia de prensa se quedó al lado de Annan para res-
ponder a las preguntas de los reporteros; sin embargo, éstos tenían otros
asuntos más urgentes en que pensar. El Congreso de los Estados Unidos
de América, controlado por los republicanos, había saboteado una lista de
gastos de entre 1 000 millones y 1 400 millones de dólares que la ONU había
pedido de lo que los Estados Unidos le debían en cuentas atrasadas.1 An-
nan advirtió que la ONU no podía seguir tomando de su presupuesto para
el mantenimiento de la paz con el objeto de cumplir con sus obligaciones
alrededor del mundo.2
Sin embargo, el principal tema del día fue el que defi niría la permanencia
de Annan como secretario general: Irak. Desde el fi n de la Guerra del Golfo
en 1991, los inspectores de la ONU habían recibido la orden de desmantelar
los misiles balísticos de largo alcance de Irak y sus programas de armamento
1
Desde 1994, los Estados Unidos sólo habían hecho pagos simbólicos a la ONU. Cuando los
republicanos de la Cámara de Representantes bloquearon el pago de la deuda, frustraron el es-
fuerzo que Bill Richardson, embajador de los Estados Unidos ante la ONU, estaba haciendo para
reducir las cuotas de su país, de 25 a 22% del total. “El Congreso me ha mandado a una batalla
para disminuir las escalas de nuestras cuotas sin siquiera una resortera”, declaró Richardson.
John Goshko, “U.S. Refusal to Pay Debt Alarms UN”, The Washington Post, 15 de noviembre
de 1997, p. A1.
2
Kofi Annan, conferencia de prensa en las ofi cinas centrales de la ONU, 14 de noviembre de
1997, en línea en .
250 SEGUNDA PARTE
biológico y químico; pero dos días antes de la conferencia de prensa, Saddam
Hussein había expulsado a los inspectores de armamento estadunidenses, y
el gobierno de Clinton respondió amenazando con bombardear Irak. Durante
la conferencia se le preguntó a Annan si planeaba desalojar al personal de la
ONU que allí se encontraba. Annan dijo que él todavía esperaba que se encon-
trara una solución diplomática:
—Defi nitivamente no pondremos a nuestros empleados en peligro —di-
jo—; tan pronto como veamos que sus vidas están en riesgo, los sacaremos
de allí.3
Cuando Vieira de Mello estaba en la ACNUR, sus colegas pudieron dividir-
se, a grandes rasgos, en dos bandos: por un lado estaban los “fundamentalis-
tas” de los derechos, como Dennis McNamara, quienes creían que la ley de
refugiados permitía muy pocos acuerdos con los gobiernos; por otro lado
estaban los “pragmáticos”, como él, dispuestos a entrar en arreglos que apa-
ciguaran a los poderosos, porque creían que tales compromisos servían a los
intereses a largo plazo de los civiles. Habiendo fracasado, en general, en per-
suadir a los fundamentalistas de la ACNUR sobre su opinión, fue muy criticado
y en 1997 se alegró de trabajar en otro lugar.
Pero tan pronto como llegó al intensamente pragmático secretariado de
Nueva York, sintió nostalgia por lo que había dejado atrás. Los países miem-
bros de la Asamblea General de la ONU habían creado la ACNUR en 1951, como
ofi cina distinta de la ONU en su conjunto; puesto que recababa sus propios
fondos y respondía a su propio comité ejecutivo, contaba con un alto grado
de autonomía. En cambio, los altos funcionarios de las ofi cinas centrales de
la ONU sabían que las cuotas anuales de los Estados miembros de la ONU les
pagaban sus salarios. Mientras que los funcionarios de la ACNUR se sentían
servidores de los refugiados, los funcionarios del secretariado se considera-
ban servidores de los gobiernos.
—Existe la ONU que se reúne y la ONU que hace las cosas —le dijo Nicho-
las Morris, su compañero de la ACNUR—. Ahora te estás uniendo a la que se
reúne.
Kofi Annan había sido elegido secretario general el año anterior por su
promesa de una ambiciosa reforma radical en la ONU y por comprometerse a
cumplir con las exigencias de los senadores republicanos Jesse Helms y Bob
Dole, de reducir el abultado tamaño de la ONU. En el anuncio de sus planes,
Annan dijo que los cambios que proponía eran “las reformas más extensas y
de mayor alcance en los 52 años de la historia de la organización”.4 Uno de
los primeros objetivos del bisturí de Annan era la rama de la ONU cuya direc-
ción se le había asignado a Vieira de Mello.
3
Ibid. Los Estados Unidos cancelaron los ataques con misiles ya planeados cuando el gobier-
no de Irak ofreció cooperación incondicional.
4
Kofi Annan, declaración para la Reunión Especial de la Asamblea General sobre la Refor-
ma, 16 de julio de 1997.

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