La producción agrícola, la productividad y la seguridad alimentaria

AutorEsther Figueroa Hernández, Francisco Pérez Soto y Lucila Godínez Montoya
Páginas17-41
Esther Figueroa Hernández*
Francisco Pérez Soto**
Lucila Godínez Montoya***
LA PRODUCC IÓN AGR ÍCOLA , LA PRODU CTI VIDAD
Y LA SEG URIDAD ALIMEN TARIA
INTROD UCCIÓN
En muchos países en desarrollo la agricultura sigue siendo una
parte importante de sus economías y la vida de la población
rural depende de ella. El desarrollo rural sustentable y las op-
ciones para reducir la pobreza rural dependen en buena medi-
da de la posibilidad de mejorar sus ingresos por las ventas de
sus productos en los mercados internacionales. Sin embargo, los
mercados agrícolas internacionales están muy distorsiona-
dos por los altos subsidios que los países del primer mundo des-
tinan a sus agricultores, estimulando que los precios mundia-
les de los productos agrícolas estén bajos y provocando una com-
petencia i njusta en d ichos mercados.
* Profesora-investigadora, Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) ,
Centro Universitario Texcoco, correo electr ónico: esfigue_3 @yahoo.com.mx.
** Profesor-investigador, División en Ciencias Económico-Administrativas
(Dicea), Universidad Autónoma Chapingo (UAC h), correo electrónico: perez
sotof-@hotmai l.com.
*** Doctor en Ciencias en Economía Agrícola. Universidad Autónoma del Estado de
México (UAEM), Centro Universitario Texcoco, c orreo electrónico: lucilagm76@
hotmail.c om.
ESTHER FIGUEROA, FRANCIS CO PÉREZ Y LUCILA GODÍN EZ
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Desde los años sesenta la producción agrícola mundial ha
ido aumentando constantemente, superando el índice demográfi-
co mundial por un margen amplio. Sin embargo, el crecimiento
agrícola mundial, de todos los productos, en realidad ha ido dis-
minuyendo: desde el 3 por ciento anual en los años sesenta al 2
por ciento anual a mediados de los noventa. Pero la desaceleración
del crecimiento demográfico mundial durante el mismo período
fue incluso mayor, con un descenso desde 2.07 por ciento anual
hasta su nivel actual de 1.34 entre 1995 y 2005. Ha habido nota-
bles diferencias de una región a otra en cuanto al crecimiento de la
producción y los perfiles demográficos, que subrayan la distribu-
ción geográfica de la demanda mundial (FAO, 2000).
El 96 por ciento de todos los agricultores del mundo vive en
países en desarrollo, donde la agricultura proporciona la prin-
cipal fuente de ingresos a unos 2 50 0 millones de personas. A pesar
del crecimiento de las zonas urbanas, dos terceras partes de los
pobres todavía viven en áreas rurales, y casi tres cuartas partes
de la fuerza laboral de los países menos adelantados trabajan en
la agricultura. Mientras la demanda de alimentos sigue creciendo
en los países en desarrollo, el 17 por ciento de su población su-
fre malnutrición. En otras palabras, en los países en desarrollo el
sector agrícola es crítico para la seguridad alimentaria, la reduc-
ción de la pobreza y el crecimiento económico. Es, por tanto, crucial
que las normas comerciales estén diseñadas para fomentar
el desarrollo agrícola en estos países. Sin embargo, el Acuerdo sobre
Agricultura de la Ronda Uruguay, que rige el comercio agrícola
mundial, es inherentemente injusto. Legaliza las prácticas co-
merciales injustas de los países ricos, negando a los países pobres
la oportunidad de beneficiarse de la riqueza que genera el comer-
cio mundial (Charvériat y Fokker, 2002).
El principal problema del Acuerdo es que permite que los
países ricos hagan dumping en los mercados mundiales con
sus excedentes agrarios subsidiados, hundiendo los precios a

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