Poesía de Netzahualcóyotl

AutorAndrés Henestrosa
Páginas251-252
tra pintura ha tenido que recorrer antes de llegar a esto que ahora es: una de
las más excelsas manifestaciones del espíritu de México.
17 de octubre de 1954
Poesía de Netzahualcóyotl
No encuentro citado en las obras que conozco de acerca de la literatura in-
dígena mexicana, el folleto en que se contiene la tesis doctoral que acerca
de Netzahualcóyotl, considerado como poeta elegíaco, escribió, en el año de
1878, Pedro Mascaró y Sosa, polígrafo uruguayo, nacido a mediados del siglo
pasado y muerto en 1904. El folleto de referencia es, en efecto, de una rara
pieza bibliográfica, a tal extremo que investigadores de verdadera erudición y
celo lo pasan por alto; porque no se puede pensar que un trabajo como el del
señor Mascaró y Sosa, tan nutrido de información, tan novedoso por su tema
y por el tiempo en que fue escrito, pudiera quedar en el olvido por desdén.
El autor dedica su trabajo a varios autores americanos, entre ellos a Ignacio
Manuel Altamirano, empeñado en aquellos tiempos en la necesidad de dar a
México una literatura propia.
El discurso del escritor uruguayo que nos ocupa lleva por título El emperador
Netzahualcóyotl, considerado como poeta elegíaco (Poesía méjico-gentílica) y con él
alcanzó el grado de doctor en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
Central de España. Don Antonio Balbín de Unquera, entonces bibliotecario del
Concejo de Estado, anticipó al trabajo de Pedro Mascaró de un erudito prólogo
acerca de la poesía elegíaca y un resumen de la historia de la Conquista de Méxi-
co y del ámbito en que aparecieron las poesías del monarca chichimeca. Como
fray Bernardino de Sahagún, se anticipó a los maliciosos que podían atribuir a in-
vención suya los Cantares Mexicanos que oyó de boca de los indios, diciendo que
no cabe en la inteligencia humana inventar el espíritu de un pueblo, Mascaró y
Sosa se adelanta a los que puedan acusarlo de extremada simpatía por las mues-
tras de la poesía de Netzahualcóyotl, haciendo un resumen de la vieja e ilustre
cultura precortesiana que presidió el nacimiento del poeta, hombre de verdad
desventurado. De hoy en adelante, dice el prologuista, no será lícito deprimir
el espíritu americano; no lo será negarle capacidad para las más elevadas esferas
de la poesía, y se comprenderá una vez más, oyendo las quejas del Emperador
AÑO 1954
ALACE NA DE MINUCI AS 251

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