Yo pagué por ti

AutorAnalía Ferreyra
Páginas87-91
87
A MÍ NO ME VA A PASAR
III
Yo pagué por ti
Por Analía Ferreyra
A Jazmín la sedujeron con un sueño: ya no estaría sola, ten-
dría su propia familia, su propia casa. Le hablaron de amor, de
futuros, de posibilidades, pero pronto supo que en este mundo el
acento está en hacer negocio y hay “amores” que piden sacrificios
demasiado grandes.
“Yo pagué por ti”, le dice un hombre a Jazmín con la se-
guridad de quien ha intercambiado billetes. Ella con mallones y
blusa pegada, parada junto a la barra del Churro’s Bar, le contesta
desconcertada: “Yo nomás sirvo bebidas”. Él, indiferente ante su
respuesta, insiste: “Yo ya pagué por ti y tienes que hacer”. La toma
fuerte del brazo y se la lleva a empellones al cuarto de atrás.
De un empujón tira a Jazmín a la cama. Ella se levanta mo-
lesta; se acomoda la ropa, lo mira. Resignada, vuelve a subirse al
colchón. No está lista. El hombre le jalonea la ropa. No está lista.
La desnuda. No está lista. No está lista. La penetra.
Treinta minutos después, el hombre del dinero sale del cuar-
to satisfecho, mientras Jazmín se viste y se limpia los ojos antes de
regresar a la barra para atender a más clientes.
* * *
Después de esa noche en el cuarto de atrás, Jazmín entendió
que con dinero todo es negociable. Al cliente lo que pida. Le ha-
bían dicho que sólo serviría bebidas, que si alguno le invitaba un
refresco a ella o a otra de las chicas, tendría que cobrar 40 pesos
extra; que de esos 60 pesos 50 por ciento era para el dueño y el
resto para Javier, su novio.
Ésa fue su primera noche de trabajo. A partir de entonces, de
ocho a cuatro todos los días atendería entre cuatro y seis clientes; el
dueño del Churro’s Bar le daría los condones y contaría el tiempo.

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