Formación de la inteligencia emocional para la jurisdicción

AutorJosé Francisco Báez Corona
Páginas189-229
Sobre los jueces y las emociones
Manual de Inteligencia Emocional para la Jurisdicción
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Capítulo IV
Formación de la inteligencia emocional para la
jurisdicción
José Francisco Báez Corona
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4.1. Jurisdicción e inteligencia emocional
Para finalizar la obra, en este capítulo se presentan varias
recomendaciones y se sugieren estrategias concretas para el
desarrollo de la inteligencia emocional en los juzgadores,
recordando que como una capacidad de la inteligencia se trata de
un potencial que puede desarrollarse intencionalmente a partir de
la realización de ejercicios de manejo emocional y concientización.
La función jurisdiccional reviste una importancia trascendental
dentro de cualquier grupo social organizado como un Estado, tanto
para los ciudadanos como para el Estado en sí mismo, siguiendo a
Roberto Dormi, puede afirmarse que “la justicia es poder porque
los jueces son los guardianes de la soberanía del pueblo y de la
supremacía constitucional y, en consecuencia, custodios de los
derechos reconocidos, de las garantías conferidas y de los
poderes constituidos”
336
. De ahí la gran relevancia de la función
que desempeñan jueces y magistrados. Se constituyen, pues, en
los garantes de sus derechos, mientras que para el propio Estado
la trascendencia de la labor judicial se manifiesta en el vigilar la
actuación de sus órganos y que todas las actividades públicas se
sujeten a los principios contenidos en la Constitución y en las
demás leyes estatales.
En esta trascendente labor, no se debe perder de vista que los
jueces son como cualquier ser humano, con todo lo que ello
implica, tal como muy claramente lo describe Camuñez en el
siguiente fragmento:
Los juece s son seres de carne y hueso. La altísima misión que
les está encomendada no anula los condicionamientos y
336
Dorm i, Roberto, Los jueces. ¿Es la justicia un tercio del poder?, Ediciones
Ciudad, Argentina, 1992, p. 37.
Sobre los jueces y las emociones
Manual de Inteligencia Emocional para la Jurisdicción
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limitaciones propios de todo ser humano. Cierto es que sobre
ellos pesa la gravísima responsabilidad de decidir sobre los
valores más preciados de sus semejantes: la libertad, el honor, la
hacienda, incluso la vida, ha sta hace unos años. Sin duda, de ahí
deriva su aire distante (con las naturales excep ciones de
caracteres más receptivos, que los hacen más próximos). Pero,
en ocasiones, surge la reacción espontánea del hombre que
llevan dentro, incluso en la solemnidad del acto procesal. Por eso
no se es menos juez; si acaso, más humano
337
.
Cada juzgador carga, entre otros factores, un enorme peso
emocional en su labor, como se comenta en la cita; deciden día
con día sobre la libertad, los bienes, el estado de las personas de
su comunidad. Sin duda, su labor es importantísima, y es ahí
donde entra en juego la inteligencia emocional, para auxiliar a
cada juez y magistrado a mantenerse objetivo, a tratar de seguir
fungiendo como un garante de la Constitución y de las leyes, pese
a los reproches, pese a los remordimientos, pese a las súplicas y
demás cuestiones con que se encuentra cotidianamente, y que
como ser humano no puede simplemente negar.
Desglosando estos objetivos primordiales de la jurisdicción, sobre
todo en lo que tiene que ver con los ciudadanos, Hufstedler
comenta:
Pedimos a los tribunales qu e defiendan nuestra libertad, que
reduzcan las tensiones raciales, que condenen la guerra y la
contaminación, que nos protejan de los abusos de los poderes
públicos y de nuestras tentacion es privadas, que impongan
penas… que compensen las diferencias entre individuos, que
resuciten la economía, que nos tutelen al nacer, que nos casen,
que nos concedan el divorcio y, si no que no s sepulten, al menos
que aseguren que se paguen los gastos de nuestro funeral
338
.
337
Camuñez Rui z, Juan, La cara risueña de la justicia. Anecdotario del foro
hispalense, Rublan, España, 1985, p. 103.
338
Cit. por: Guarnieri, Carlo; Pederzoli, Patricia, Los jueces y la política (trad.
Miguel Ángel Ruiz de Azna), Taurus, España, 1999. p. 15.

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