Cognición, formación de juicios y jurisdicción

AutorJosé Francisco Báez Corona
Páginas67-141
Sobre los jueces y las emociones
Manual de Inteligencia Emocional para la Jurisdicción
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Capítulo II
Cognición, formación de juicios y jurisdicción
José Francisco Báez Corona
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2.1. Bases para la comprensión del cerebro
Quizás el objetivo de estudio más fascinante para el ser humano y
aquel que le puede aportar mayores avances, sea comprender su
propio cerebro. Eric Kandel, premio Nóbel de medicina en el año
2000, afirma: “la complejidad del entorno que los seres humanos
han sido capaces de crear para mismos, depende de un
sofisticado conjunto de receptores sensoriales, conectados con una
máquina nerviosa muy flexible, un cerebro, capaz de discriminar
una inmensa variedad de sucesos del entorno”
118
.
Todo el actuar humano y por ende el del jurista está regulado por
funciones cerebrales. La creación de normas, su aplicación, la
investigación jurídica, las funciones administrativas del Derecho, la
subsunción y el sentimiento jurídico tienen que ver con el ejercicio
de las capacidades cerebrales del jurista.
Por lo anterior, dentro de este capítulo se presentan algunas bases
neuronales para la comprensión de la jurisdicción y concretamente
de la influencia de la inteligencia emocional en ésta. Sin embargo,
para llegar a la comprensión de dichas bases, es necesario
previamente establecer algunos puntos fundamentales del
funcionamiento cerebral, lo cual es objetivo de este apartado.
Los avances en la comprensión del cerebro humano son recientes
y crecientes. El propio biólogo vienés citado anteriormente explica
que “nuestra concepción actual de las neuronas, el cerebro y
conducta se ha forjado a lo largo del último siglo debido a la
118
Kandel, Eric, Neuronas y conducta, en: Principios de Neurociencia, (trad.
José Luis Agud Aparicio, et al), McGraw-Hill, México, 2000, p. 19.
Sobre los jueces y las emociones
Manual de Inteligencia Emocional para la Jurisdicción
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convergencia de cinco tradiciones experimentales: anatomía,
embriología, fisiología, farmacología y psicología”
119
.
Aunque desde hace muchos años se han llevado a cabo
investigaciones sobre el cerebro, los avances recientes resultan de
mayor importancia, gracias al surgimiento de técnicas no invasivas,
con las cuales ha sido posible analizar el cerebro mientras se
encuentra trabajando.
Desde la remota antigüedad se tienen indicios de que los egipcios
y los griegos se preocuparon por el estudio del cerebro. Más
adelante, la práctica de la trepanación (operación médica que
consistía en agujerear el cráneo con el objetivo de quitar
enfermedades) constituye otro antecedente. En siglos recientes, el
estudio con cirugía en animales, en cadáveres humanos y en
sujetos vivos que habían sido objeto de alguna afectación cerebral
eran los medios de investigación
120
.
Pero el gran avance de la neurociencia comienza a gestarse en la
segunda mitad del siglo XX, con diferentes técnicas que hacen
posible estudiar el cerebro humano sano e in vivo, a través de
complejos aparatos computarizados: “Existen técnicas anatómicas
que muestran el cerebro estático, la Tomografía Axial
Computarizada (TAC) y las Imágenes por Resonancia Magnética
(IRM). Otras muestran un cerebro dinámico: las Medidas
Cerebrográficas de Flujo Sanguíneo Cerebral Regional (RCBF), la
Tomografía Simple por la Emisión de Fotones (SPECT) y la
Tomografía de Emisión de Positrones (PET)
121
.
119
Kandel, Eric, Cerebro y conducta, en: Principios de neurociencia, (trad. José
Luis Agud Aparicio, et al), McGraw-Hill, México, 2000, p. 5.
120
Cfr. Rains, Dennis; Principios de neuropsicología humana, McGraw-Hill,
México, pp. 5-19.
121
León-Carrión, José, Manual de neuropsicología humana, Siglo Veintiuno,
España, 1995, p. 42.

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