Entendiendo la política económica en un régimen cambiario de libre flotación

AutorL. Randall Wray
Páginas211-247
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CAPÍTULO 7
L. RANDALL WRAY*
Entendiendo la política económica
en un régimen cambiario de libre flotación
INTRODUCCIÓN
EN ESTE CAPÍTULO examinaremos la política apropiada para una
economía abierta que opera con un tipo de cambio flotante,
sea la economía en cuestión la de un país grande que emite mone-
da que se usa como activo de reserva (como Estados Unidos), o la
economía de un país más pequeño que utilice la moneda de re-
serva internacional (como México). Lo que es importante es que
el país use su propia moneda internamente (sea dólar o peso) y que no
prometa convertir su moneda en reservas internacionales (como
oro, o la moneda de otro país) a un tipo de cambio fijo. Finalmente,
se reconoce que los tipos de cambio no flotan “libremente” por-
que la intervención “oficial” de los gobiernos es común, y muchos
países reaccionan cuando sus monedas se mueven fuera de un
rango deseado. Esto se trata como una política discrecional (similar
a como los bancos centrales reaccionan frente a la inflación) que
restringe la política interna, aunque, como es discrecional, el banco
central puede perseguir políticas alternativas si así lo desea. Pri-
mero examinaremos cómo opera la política monetaria en un sis-
tema así, y luego veremos las implicaciones para la política fiscal.
* Algunas partes de la primera mitad de este capítulo se basan en el trabajo “Interna-
tional aspects of current mone tary policy ”, publicado en Center for Full Employment a nd
Price Stability Working Paper núm. 31, en marzo de 2004; la sección final se basa en el trabajo
“The employer of la st resort approach to full employment”, publicado en Center for Full
Employment a nd Price Stability Working Paper núm. 9, en julio de 2000. El autor agradece
comentarios recibidos de Guadalupe Mántey de Anguiano, Arturo Huerta, Alicia Girón y
Warren Mosler. Muchos de los argumentos fueron presentados en seminarios organizados por
la UNAM en los últimos años, y el autor agradece a los participantes la discusión de estos
tópicos. Traducción de Guadalupe Mántey de Anguiano.
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Se argumentará que un país que emite una moneda soberana en
un régimen cambiario de flotación puede aspirar al pleno empleo
con estabilidad de precios.
Resumamos primero el argumento. En pocas palabras, el banco
central establece la meta para la tasa de interés nocturna y enton-
ces ofrece o sustrae reservas para asegurar que los bancos tienen
la cantidad deseada y/o requerida. El banco central puede siem-
pre “bombear” reservas excedentes al sistema, pero esto resultará
simplemente en una situación de cero pujas en el mercado interban-
cario nocturno, que causaría la caída de la tasa nocturna a cero
(o a la tasa de soporte si el banco central paga interés sobre las
reservas). Hay algo así como una asimetría: el banco central no
puede dejar a los bancos faltos de reservas, ya que es de pensarse
que la tasa nocturna se elevaría sin límites, de modo que nunca
veremos a los bancos centrales rehusándose a proveer reservas;
por otro lado, si el banco central deja reservas excedentes en el
sistema, la tasa nocturna cae a cero (algo que el Banco de Japón ha
estado queriendo hacer durante la mayor parte de la década pa-
sada). Seguidamente, argumentamos que cuando el Ministerio de
Hacienda gasta las cuentas bancarias se abonan, y cuando recauda
impuestos se cargan (los déficit significan simplemente que hay
un saldo neto acreedor en las cuentas bancarias), y por tanto que las
reservas aumentaron. Si esto crea un exceso de reservas, el banco
central o el Ministerio de Hacienda deben vender bonos para evi-
tar que la tasa de interés nocturna caiga. Por el contrario, un supe-
rávit presupuestal drena reservas (ya que los impuestos superan
al gasto), haciendo que la tasa nocturna suba, lo que induce al
banco central a realizar una operación de compra en el mercado
abierto, o al Ministerio de Hacienda a redimir la deuda guberna-
mental.
Estas operaciones del banco central son siempre defensivas,
y si los pagos internacionales hacen que las reservas domésticas
observadas se desvíen de los niveles deseados o requeridos, el banco
central no tiene otro remedio que “esterilizarlas” (acomodarse)
ofreciendo o retirando reservas para lograr su meta de la tasa de
interés nocturna. Mientras que se supone que los déficit presu-
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puestales elevan las tasas de interés y pueden causar una aprecia-
ción de la moneda (y de ahí causar un déficit comercial “doble”), en
realidad los déficit presupuestales crean posiciones de reservas exce-
dentes que reducirían las tasas de interés nocturnas si no se em-
prendieran ventas de bonos. Así, cualquier correlación entre los
déficit presupuestales y los déficit comerciales es más probable
que aparezca por el efecto estimulante de los déficit presupues-
tales sobre el gasto del sector no gubernamental que por presión
sobre las tasas de interés. En verdad, todo lo demás igual, el déficit
presupuestal presionaría las tasas de interés a la baja, si no fuera por
las operaciones compensatorias que hacen el banco central y/o el
Ministerio de Hacienda.
Por último, comúnmente se cree que el gobierno debería actuar
para influir en los tipos de cambio y manipular la balanza comer-
cial a fin de alcanzar un superávit. Argumentaremos que esto resul-
ta principalmente de un malentendido respecto a los costos y
beneficios del comercio y el proceso de “financiar” déficit comercial.
Nuestro análisis apoyará los tipos de cambio flotantes y ofrecerá
una visión alternativa del proceso financiero. Más aún, se verá que
en tanto las exportaciones significan un costo mientras que las
importaciones son un beneficio, un déficit de comercio implica que
el país puede disfrutar beneficios netos.1 Así pues, no se debería
temer a los déficit de comercio (a menos que la política económica
sea incompatible con ellos), por ejemplo cuando promueve medi-
das de austeridad. Concluiremos que la combinación de un poder
soberano para emitir la moneda doméstica, más la voluntad de
que esa moneda flote en los mercados de cambios, proporciona a
los hacedores de la política interna los instrumentos necesarios para
lograr la estabilidad de precios con pleno empleo.
A lo largo de la exposición que sigue, será necesario recordar
que todos los argumentos parten del supuesto de que el país que
se está analizando tiene una moneda soberana y un régimen de tipo
de cambio flotante, es decir, un país como el Reino Unido, Japón,
México, Canadá, o Estados Unidos. Algunos argumentos ten-
1 El autor hace esta afirmación para el caso en el que un país puede pagar el desbalan-
ce externo con su propia moneda (N. del T.).

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