Doble destrucción de la vivienda tradicional en pueblos de Oaxaca

AutorNiza Rivera

La mayoría de las evaluaciones emitidas -por personal de Sedatu (Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano)-, recomiendan demolición, y en muchos casos sólo ha sido de palabra. Ante el temor y desconocimiento los habitantes acceden a la demolición, otros se han organizado y buscan defender y recuperar sus viviendas.

Comunidades oaxaqueñas como Ixtalte-pec, Ixtepec, Juchitán, Tehuantepec y Unión Hidalgo, entre muchas otras, resultaron extremadamente dañadas.

A decir de Lastra, comprendió por qué los oaxaqueños duermen en pasillos o fuera de las casas, hasta que llegó allá, y es que la intensidad de las réplicas de ese 7 de septiembre (8274 en total hasta el cierre de esta nota) son fuertes, y además se acompañan de sonidos "como explosiones subterráneas".

El arquitecto que llegó poco después del sismo a Oaxaca comentó:

"Lo que me parece grave es la forma en que evalúan daños la gente de Sedatu, básicamente diciendo que las casas no servían, cuando el principal sistema que se debe instrumentar es la reparación. En algunos casos se perdió un muro, pero se puede rehacer pues la techumbre está completa, o las vigas (que son de madera bellísima)... Pero no hay intención, ni deseo, ni nada, se está evaluando como inservible."

A su juicio los daños evidentes en viviendas sucedieron porque con el tiempo muchas fueron "manoseadas" añadiendo trabes de concreto y castillos, cuando en realidad la arquitectura tradicional de los pueblos mexicanos suele estar bien cimentada a las condiciones sociales y locales.

Lo que vivimos en esos pueblos es que se está destruyendo esta arquitectura para después poner un mundo espantoso de castillos y varillas al aire y cosas de aluminio. Más que construir un país ahora lo que veo es que estamos destruyendo un país. Me parece que las demoliciones ahí tienen un carácter de ecocidio.

Adobicidio

Por su parte la arquitecta por la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Claudina de Gyves Mendoza (Ixtepec, Oaxaca, 1978), quien ha acudido a su comunidad cada fin de semana tras el sismo, explicó que con la pérdida de las viviendas se corre también el riesgo de perder la identidad de esos pueblos.

"En el caso de la región del Istmo hubo muchas afectaciones a raíz del día 7 de septiembre, tuvimos réplica el 23 de septiembre, y causó muchos daños, fue fuerte y larga, de hecho estuvo temblando dos o tres días después muy fuerte. Eso hizo que muchas estructuras y viviendas se fueran debilitando en esos días...

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