La decisión de hecho

AutorMichele Taruffo
Páginas155-177
155
III. LA DECISIÓN DE HECHO
Dra. Leticia Bonifaz:
Muy buenos días, comenzamos con nuestro tercer día de actividades. Le
doy la palabra al profesor Taruffo.
Prof. Taruffo:
Según el programa que habíamos establecido, hoy vamos a hablar de
algunos de los problemas de la decisión de hecho. Vamos a hablar de hechos
y pruebas.
Empezaré con una serie de observaciones, con el f‌in de tratar de aclarar
qué es la cuestión de hecho y cuál es, particularmente, la estructura lógica
de la «cuestión de hecho». Esto como premisa, para luego analizar otros
problemas que se ref‌ieren a las modalidades de resolución de esta cuestión;
es decir, al uso de las pruebas.
Me parece necesario seguir este orden, porque cuanto más me ocupo del
estudio de las pruebas, y de esto hace muchos años, más me doy cuenta de
que, si no se aclaran las premisas sistemáticas de las pruebas, el tema no
llega a ningún lado. Esta es la razón por la cual también en este periodo de
mi vida estoy haciendo ref‌lexiones, sobre todo, con respecto a la naturaleza
de la cuestión de hecho. Ahora expondré, en síntesis, algunas de estas re-
f‌lexiones.
Les voy a decir algunas cosas que quizá ustedes no hayan encontrado en
el material que utilizaron para la preparación del seminario, por una sencilla
razón: se me ocurrieron después. Así que no están escritas en el material que
ustedes recibieron; de hecho, no están escritas en ningún lado.
Una consideración obvia que, sin embargo, resulta útil, porque es una
premisa general de toda la discusión, es la siguiente: en el proceso no entran
los hechos. Nosotros decimos «este hecho, el otro hecho», pero hablar de
MICHELE TARUFFO PROCESO Y DECISIÓN
156
«hecho» en el proceso es una manera resumida de hablar. Por lo general, los
hechos no entran, porque cuando inicia el proceso éstos ya se agotaron, ya
ocurrieron en otro lugar, en otro tiempo. Entonces, ¿qué es lo que entra en el
proceso? Pues entran los enunciados lingüísticos, las frases, las propuestas,
los enunciados que describen a los hechos. Desde este punto de vista, los
hechos aparecen o entran en el proceso bajo la forma de hipótesis, descrip-
ciones posibles y eventos que se verif‌icaron fuera del proceso. Esto es obvio
y todos lo sabemos, pero, aclararlo al principio es muy importante, porque
desplaza todo el eje de nuestro análisis hacia un plano lingüístico.
En el proceso tenemos que ver con expresiones lingüísticas, no con cir-
cunstancias materiales. En consecuencia, todo el problema de las pruebas,
de la argumentación con respecto a los hechos, etcétera, tiene que ver con
enunciados lingüísticos que, de una u otra manera, tienen como objeto: hi-
pótesis. Esto es así, porque hasta el f‌inal del proceso no vamos a saber si
esas hipótesis, tal como han sido descritas, realmente se verif‌icaron o no. El
proceso trabaja con hipótesis, empieza con hipótesis, prosigue con hipótesis
y concluye con la verif‌icación de alguna de las hipótesis. El contenido de la
hipótesis es un enunciado que tiene que ver con los hechos o con algunos
hechos.
De esta forma, tenemos que uno de los problemas que se plantea es tratar
de entender cuáles son las características fundamentales de estos enuncia-
dos, de estas entidades lingüísticas que van a ser el objeto del problema. En-
tre los muchos problemas y entre las muchas cuestiones que se presentan al
abordar estos temas, yo subrayaría aquella que consiste en que el enunciado
que se ref‌iere a un hecho (por ejemplo, el actor que debe describir el hecho
constitutivo de la demanda) indica un hecho, lo construye; no hay nada que
esté dado a priori por lo que se ref‌iere a la identif‌icación de los hechos que
son el objeto del juicio y no hay nada a priori, por lo menos, por las razones
que voy a exponerles en forma muy breve.
Ustedes, al considerar cualquier circunstancia concreta, un accidente en
la calle, un contrato o cualquier otra cosa —por ejemplo— tienen que partir
de la premisa de que existen formas inf‌initas para describir, incluso, la más
sencilla de las circunstancias. Cualquier hecho, hasta el más sencillo —un
choque de automóviles— puede describirse de inf‌initas maneras, según inf‌i-
nitos puntos de vista posibles. El pintor va a acentuar los colores que ve en
un determinado hecho o circunstancia; el físico acentuará los aspectos que
corresponden a los movimientos de los autos; el sociólogo dará importancia
a la clase a la que pertenecen las partes involucradas; el psicólogo tratará de
entender qué pensó fulano, mientras el otro le fue a dar encima con el coche,
en f‌in. De la microfísica a la macrofísica hay una inf‌inidad de maneras de
describir la misma circunstancia.
Éste es el dato del cual partimos, por lo que la descripción del hecho no
existe desde antes, es construida por alguien y este alguien, al elegir entre
las inf‌initas maneras que hay de describir un mismo hecho, requiere de un
criterio de selección. Si estamos en el ámbito del proceso, el criterio de selec-
ción, el más adecuado, no va a ser el del pintor, no va a ser el del microfísico,

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR