Zona Metropolitana: una nueva forma de administración
Autor | Gonzalo Santiago Campos |
Páginas | 63-96 |
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esde su independencia México fue un país eminen-
temente rural, pero después de la lid revolucionaria
inició una etapa de urbanización; así, a partir de los
años cuarenta el país entra a un intenso proceso de
transformación urbana; con ello se presentó una
nueva problemática, sobre todo al nal de la déca-
da de los sesenta. En consecuencia, durante esos
años inicia el análisis del fenómeno metropolitano,
en particular de los problemas originados en las
medianas y grandes ciudades del país.
Con ello, el estudio y delimitación de las zonas
metropolitanas paso de ser una cuestión de índo-
le puramente académico para convertirse en un
tema de interés administrativo, ya que las autorida-
Introducción
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Gonzalo Santiago Campos
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des pueden diseñar e implementar políticas urbanas que abarquen no sólo las
cuestiones municipales y estaduales sino también las metropolitanas, con el
n de mejorar el desarrollo humano de las personas que habitan las grandes
urbes nacionales.
El presente trabajo tiene como objetivo realizar un análisis de la zona metropo-
litana en nuestro país y las opciones de gobierno o administración metropolita-
na, ajenas a las formas tradicionales de gobierno en México. Para ello se revisan
dos conceptos elementales para el tema: conurbación y zona metropolitana;
además, se analiza la relación que tiene la zona metropolitana con el desarro-
llo metropolitano, ya que éste hace referencia más al desarrollo humano, en
particular de la calidad de vida que se debe tener a partir de la satisfacción de
servicios públicos como son: agua, transporte, recolección de residuos sólidos,
equipamiento, etc.; en el cuarto apartado, se realiza un repaso por los modelos
de gobierno o administración implementados para atender el fenómeno me-
tropolitano; en la parte nal se analiza la reciente reforma política del Distrito
Federal, sobre todo lo relativo a la zona metropolitana de la Ciudad de México.
Conurbación y zonas metropolitanas
De acuerdo con Patrick Geddes,1 las áreas urbanas en países como Gran Breta-
ña, en otros tiempos bien diferenciadas tanto como unidades políticas como
por hechos topográcos, a principios del siglo XX habían conformado masas
de población densa, en una escala mucho más grande que cualquiera de las
ciudades del pasado; por lo cual se había dado lugar a una nueva conguración
citadina tan diferente como las primeras ciudades lo fueron de sus modelos
rurales: centro urbano.
Así, Geddes utiliza el neologismo “conurbación” para referirse a las ciudades globa-
les y a las megalópolis, toda vez que ya no era posible recurrir a los términos polis,
urb, civitas, para distinguir una jerarquía urbana sin otro límite que el del propio pla-
neta; ya que la urbanización empezó a adquirir una nueva forma: la conurbación.
Entonces, la conurbación, desde un punto de vista gramatical, se dene como el
“conjunto de varios núcleos urbanos inicialmente independientes y contiguos por
sus márgenes, que al crecer acaban formando una unidad funcional”.2
1
Citado por Vázquez Espí, Mariano, “Tiene solución la ciudad?", Polís, Revista de la Universidad Boliva-
riana, vol. 7, núm. 20, 2008, p. 180.
2
Real Academia Española, Diccionario de la Lengua Española, 22ª ed., Madrid, Espasa Calpe, 2001, p. 646.
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Pero, desde un punto de vista urbanístico, conurbación es una “expresión utili-
zada por algunos urbanistas, para referirse al fenómeno de la gran ciudad que
en su expansión confunde sus límites con los de núcleos de población circun-
dantes, normalmente también en pleno período de desarrollo supercial”.3 La
Ley General de Asentamientos Humanos, en nuestro país, establece una no-
ción que podría calicarse de legal, pues señala en la fracción IV del artículo
2º que se entenderá por conurbación “la continuidad física y demográca que
formen o tiendan a formar dos o más centros de población”.
Ahora bien, el término de zona o área metropolitana4 surge en Estados Unidos
de Norteamérica a partir de la década de los años 20 y se utilizó para referirse “a
una forma de denir a la ciudad cuando ésta alcanza cierto tamaño y rebasa los
límites de su unidad administrativa original”.5 Por ello, de acuerdo con la Ocina
Federal del Censo de los Estados Unidos se puede distinguir por encima de los
municipios urbanos las Urbanizad Areas y las Standard Metropolitan Areas; para
categorizarlas de una u otra forma se utilizan criterios de población, densidad,
actividad e integración.6
Entonces, la zona metropolitana “como fenómeno territorial propio de los paí-
ses desarrollados, supera a la ciudad misma y representa la culminación de un
proceso de crecimiento urbano iniciado con la revolución industrial”.7 Así, en
3
Pons González, Manuel y Miguel Ángel del Arco Torres, Diccionario de derecho urbanístico y de la
construcción, 4ª ed., Granada [España], Ed. Comares, p. 123.
4
El nombre de “áreas”, como traducción literaria del inglés, se utiliza más que “zona”, pero para darle
uniformidad al trabajo se utiliza la segunda denominación. Sin embargo, cabe señalar que a decir
de Jaime Sobrino Figueroa existen diferencias entre ambas denominaciones, ya que “el concepto
de área metropolitana alude a la estructura urbana que se extiende en el territorio de dos o más
municipios con uso del suelo de naturaleza no agrícola y que, partiendo del núcleo o centro co-
mercial y de negocios, presenta continuidad física en todas direcciones hasta que se interrumpe
en forma notoria por terrenos de uso no-urbano como bosques, sembradíos, o cuerpos de agua.
Por su parte, la zona metropolitana se distingue de la anterior porque su límite constituye un
envolvente de la primera y su forma es más regular por incluir los límites de las unidades políti-
ca-administrativas menores, siendo para el caso mexicano los municipios… En otras palabras, el
área metropolitana se conforma con el agrupamiento de localidades que pertenecen a distintos
municipios, mientras que la zona metropolitana integra municipios contiguos y continuos”. “Deli-
mitación de las zonas metropolitanas de México en 2000”, en Consejo Nacional de Población, La
delimitación de zonas metropolitanas, México, CONAPO, 2003, p. 122.
5
Negrete Salas, María Eugenia y Héctor Salazar Sánchez, “Zonas metropolitanas en México, 1980”, Es-
tudios Demográcos y Urbanos, México, vol. 1, núm. 1, enero-abril de 1986, p. 99.
6
Véase Capel, Horacio, “Denición de lo urbano”, Estudios Geográcos, Madrid, núm. 138-139, febre-
ro-mayo de 1975, pp. 265-301.
7
Pons González, Manuel y Miguel Ángel del Arco Torres, op. cit., p. 45.
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