Vida y Obra del Siervo de la Nación

AutorDip. Emma Margarita Alemán Olvera
Páginas35-66
Morelos. Forjadores de un Estado
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I. Vida y Obra del Siervo
de la Nación
1. Contexto familiar
José María Teclo Morelos y Pavón nació el 30 de septiembre de 1765 en
la ciudad de Valladolid, provincia de Michoacán en la Nueva España.
Hijo de José Manuel Morelos y Juana María Guadalupe Pérez Pavón,
sus abuelos paternos fueron Gerónimo Morelos y María Luisa de Robles
y sus abuelos maternos fueron José Antonio Pérez Pavón y María
Guadalupe Estrada.3
Fue bautizado el 4 de octubre de 1765 en la Catedral de Valladolid
por el bachiller Francisco Gutiérrez de Robles, fueron sus padrinos
Lorenzo Sendejas y Cecilia Sagrero. En su fe de bautizo se señala
que sus progenitores eran españoles y aunque existen dudas sobre su
verdadera ascendencia étnica, ya que sus rasgos físicos evidenciaban un
origen mestizo, el hecho de tener la distinción de ser criollo dentro de la
3 Alfonso Teja Zabre, Vida de Morelos, Universidad Nacional Autónoma de México-
Instituto de Historia, México, 1959, p. 13
Tom o I
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estraticación social de la Colonia, revestía una gran importancia por la
connotación política que conllevaba.4
La infancia de Morelos transcurrió en la hacienda de Sindurio, propiedad
de los padres agustinos, cerca de Valladolid, y después en una pobre
casa donde Manuel Morelos se dedicó a su ocio de carpintero. Por
causas desconocidas, el padre de Morelos abandonó a su familia
para huir a San Luis Potosí, cuando José María aún era un niño. Para
entonces, Morelos era el mayor de tres hermanos: Nicolás quien nació
en 1770 y de María Antonia nacida en 1776, por lo cual tuvo que apoyar
a su madre en el sustento del hogar. Al quedar huérfano de padre, quedó
bajo autoridad de su tío Felipe Morelos, quien le dio la ocupación de
cuidar vacas por el rumbo de Zindauri, con las naturales consecuencias
y percances de la vida de pastor.5
Durante los años de su juventud, Morelos trabajó en la hacienda de
San Rafael Tahuejo, donde desempeñó todas las labores relacionadas
con la agricultura y la ganadería propias de la vida rústica. Se sabe
también que fue arriero en el camino entre Acapulco y la Ciudad de
México. Esta vida en el campo le permitió conocer la idiosincrasia de la
población allí asentada, así como gran parte del territorio donde años
más tarde llevaría a cabo sus campañas militares como jefe del ejército
insurgente.6
4 Ignacio González-Polo, La estirpe y el linaje de Morelos, UNAM, México,
1997, p. 27
5 Virginia Guedea, José María Morelos y Pavón. Cronología, UNAM, México,
1981, p. 16
6 Antonio Gutiérrez “José María Morelos: El Siervo de la Nación mexicana” en
Araucaria, Revista Iberoamericana de Filosofía, Política y Humanidades, Universidad
de Sevilla, España, 2008, p. 238
Morelos. Forjadores de un Estado
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2. Estudios
José María Morelos aprendió a leer y escribir desde antes de entrar a la
adolescencia por instrucción de su abuelo materno, quien fue maestro
de escuela. De hecho se sabe que en la hacienda de Tahuejo además de
las labores del campo, también fungió como contador y escribano. A
los veinticinco años de edad, el joven Morelos regresó a Valladolid e
ingresó en la escuela parroquial, donde en 1790 comenzó sus estudios
de gramática latina y de retórica.
Convencido por su madre de que se dedicara a la vida religiosa,
Morelos comenzó su preparación al sacerdocio en el Colegio de San
Nicolás Obispo, de Valladolid, en donde logró inscribirse en 1792 como
estudiante “capense” (término empleado para denir a los alumnos que
estudiaban sin residir en el colegio principalmente por la carencia de
recursos económicos). Es en esta etapa de su vida que tiene un primer
contacto con Miguel Hidalgo y Costilla, quien fue rector del Colegio
mientras Morelos era estudiante.
Durante su vida de estudiante, además de perfeccionar sus conocimientos
en gramática latina y retórica, Morelos destacó en las materias de teología
moral y losofía escolástica que cursó en el Seminario Tridentino de
Valladolid. En abril de 1795, Morelos realizó un rápido viaje de unos
cuantos días a la Ciudad de México, para sustentar el examen de grado
de bachiller en artes en la Real y Ponticia Universidad de México.7 Las
dos semanas que Morelos pasó en la Ciudad de México le brindaron la
única oportunidad de su vida para admirar la gran metrópoli que un
día soñaría ver aclamándolo como su libertador, pero a la que retornaría
veinte años más tarde, en el papel de vencido y a considerarla como la
antesala de su muerte.
7 Ubaldo Vargas Martínez, Morelos. Siervo de la Nación, Porrúa, México, 1985, p. 11

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