Otra versión de 'Las señas del marido'

AutorAndrés Henestrosa
Páginas784-786
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ANDRÉS HEN ESTROS A
reno era un editor español avecindado en Méx ico desde los primeros años
de su vida.
¿Sería ese mismo editor español quien, muy joven, fue escribiente de la
legación mexicana en París, al lado de L orenzo de Zavala? No fuera difícil
si recordamos que entonces, como ahora, los extranjeros suelen desempeñar
cargos en nuestra administración pública. Por lo demás, según el testimonio
de Olavarría, los dos escritores señalados habían desafiado las iras de las cortes
marciales francesas, sin temblar ante el omnímodo poder de sus adversarios,
escribiendo el uno y editando el otro, cuanto concurriera a desacreditar al im-
perio y a defender a la República. ¿Podría ser Moreno, en tal circunstancia, un
extranjero en nuestra patria?
Estrada recuerda, y copia del Diario para probarlo, que Joaquín Moreno
profesaba las ideas liberales, que desde muy joven soñaba con una patria me-
jor, y que fue él, antes que nadie, quien denunció la traición de Zavala, su jefe
y amigo, en un libro que no estaba destinado a la publicidad. El autor de Pero
Galín lo imagina, a los cincuenta y ocho años de edad, decepcionado del mun-
do, agobiado por los males de México, escondiendo su fracaso en la covacha
de una pobre imprenta, repartiendo el jornal de los artesanos o corrigiendo las
pruebas de un libro, en donde se exaltaba el triunfo de la causa liberal, tan
grata a su corazón, para volver cada noche al hogar, cansado y abatido, a referir
a sus hijos algún fugaz recuerdo que iniciaría, quizás, con la melancólica frase:
“Una vez, en París, hace más de treinta años…
Yo digo que este Joaquín Moreno, que vino muy joven a México y que
hizo de México su segunda patria, es el autor del Diario de un escribiente de
legación, el mismo que imprimió libros que combatieron la intervención y pro-
piciaron el triunfo republicano. Todo –desde luego el testimonio de Olavarría
y Ferrari– se confabula para crear esta certeza. ¿Qué dicen los maestros de la
literatura nacional?
30 de julio de 1961
Otra versión de “Las señas del marido”
Canta doña Amalia Mendoza, “La Tariácuri”, como suya una canción que lleva
por título “La viuda abandonada” (“La recién casada”). El disco no dice de

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