Las transiciones cubanas posnoventa: entre experiencias y expectativas

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AutorDiosnara Ortega González
Páginas1-25
[ 1 ]
Perfiles Latinoamericanos, 27(54) | 2019
: 10.18504/pl2754-001-2019
Recibido: 5 de abril de 2017
Aceptado: 23 de julio de 2018
* Doctora en Sociología, Universidad Alberto Hurtado (Chile). Académica de la Escuela de Sociología,
Universidad Católica Silva Henríquez (Chile) | dortegag@ucsh.cl
Las transiciones cubanas posnoventa:
entre experiencias y expectativas
The cuban pos’90 transitions: Between
experiences and expectations
Diosnara Ortega González*
Resumen
Las transiciones que se han dado en Cuba a partir de los años noventa se han sustentado en la
elaboración de rupturas y continuidades temporales entre pasado, presente y futuro, reordenan-
do y resignificando el espacio de la experiencia y el horizonte de expectativas. En ello ha tenido
un rol principal la clase dirigente como instauradora de la transición. El objetivo de este artículo
es revelar el proceso de rupturas-continuidades producidas por medio del relato de la clase diri-
gente sobre y entre el campo de la experiencia y el horizonte de expectativa durante este periodo.
Palabras clave: Cuba, transiciones, temporalidades, espacio de la experiencia, horizonte de
expectativa.
Abstract
The transitions produced in Cuba after the nineties have been sustained in creating ruptures of
temporality between past, present and future, reordered and redefined the space of experience
and horizons of expectations. In this, the ruling class has played a leading role, as the initiator
of the transition. The objective of this article is to reveal the process of ruptures-continuities
produced through the narrative of the ruling class on and between the field of experience and
the horizon of expectation during these two periods.
Keywords: Cuba, transitions, temporalities, space of experience, horizons of expectation.
D. Ortega González | Las transiciones cubanas posnoventa: entre experiencias y expectativas
Perfiles Latinoamericanos, 27(54) | F México | : 10.18504/pl2754-001-2019
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Introducción
Los ya clásicos “años noventa en Cuba” marcaron un periodo especial de cam-
bios y reformas en torno al modelo económico (Carranza, 1995; Monreal &
Carranza, 1997, 2002) y el sistema político cubanos (Valdés, 1996; Guanche,
2012), con fuertes repercusiones en el tejido social (Espina, 2008; Pañellas,
2013; Domínguez, 1998). La reforma socioeconómica y política —institucio-
nalizada en parte en la reforma constitucional de 1992— fue un claro indica-
dor de la transición dentro de la ya larga transición al socialismo que guiaba
la Revolución1 cubana en el poder.
Con los antecedentes del Proceso de Rectificación de Errores y Conductas
Negativas como antesala (1986) y el contexto internacional signado por el fin
de la  y con esta el del campo socialista (), Cuba comenzó a vivir un
proceso de rupturas a nivel de la política y su ordenamiento institucional, una
cuestión ampliamente estudiada dentro y fuera de Cuba (Bobes, 2015; Sklo-
dowska, 2016; Mesa-Lago, 2015; Chaguaceda & Alzugaray, 2013; Feinberg
& Piccone, 2014).
A partir de 2006, con la presidencia interina de Raúl Castro, llegó otro
proceso de cambios y reformas que tuvo un fuerte impulso en 2010 con el lla-
mado a una “Actualización” de la economía y la política social cubanas, que se
“ordenaba” en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y
la Revolución, aprobados en el sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba
() en abril de 2011. Los cambios políticos, económicos, ideológicos y socia-
les que la Actualización ha promulgado en la última década han sido analizados
como parte de un proceso de reformas que, como en los noventa, ha llevado al
país a enfrentar una transición inducida desde el propio poder (Bobes, 2015;
Chaguaceda & Alzugaray, 2013).
Las transiciones en Cuba posteriores a 1990 han provocado una ruptura
—por medio de las reformas— en relación con el modelo político-institucional,
económico y social, y en sus temporalidades, es decir, en los modos de producir
y significar el pasado, el presente y el futuro de la sociedad y el proyecto político.
Tal vez este rasgo sea uno de los menos estudiados pero que mejor definen cómo
1 Se utiliza el concepto de Revolución con mayúscula inicial para designar al proceso político que se ins-
tituye en Cuba en 1959 y que se reconoce como tal tanto desde el discurso de la clase política dirigente,
como en la historiografía —o en una parte de ella—, aun con los debates entre las categorías de Revo-
lución y revolución. Ello no significa que aquí se otorgue un carácter revolucionario a dicho procesos
de antemano, pues se reconocen sus diferentes etapas y transiciones.

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