El sentido de la mutación: religión, desarrollo, catolicismo

AutorJean-Pierre Bastian
Páginas143-160
VII. EL SENTIDO DE LA MUTACIÓN: RELIGIÓN,
DESARROLLO, CATOLICISMO
UNA comprobación se impone al considerar la desregulación
progresiva del campo religioso latinoamericano. Cuanto más
progresan la urbanización y la modernización económica de
América Latina, mayor es la distancia entre las elites ilustradas y las
poblaciones depauperadas cuya religiosidad se transforma bajo el
impacto de sociedades sectarias de distinta índole. En este sentido
América Latina se distingue radicalmente de Europa. En ésta, el
proceso de industrialización y de “desruralización” se acompañó de
una secularización que restringió lo religioso a la libertad individual y
a la privacidad de las conciencias. La educación generalizada y la
erradicación del analfabetismo fueron potentes factores para este
cambio. Al declive de las prácticas religiosas se sumó una
indiferencia religiosa masiva que apenas hoy día se encuentra
reformulada por el “regreso” de una religiosidad ecléctica sobre los
márgenes y los fracasos de la modernidad. En los reducidos
espacios que quedan fuera del dominio de la racionalidad
instrumental, crecen todavía las ofertas simbólicas de salvación. En
la Europa secularizada, la búsqueda del sentido religioso sigue
vigente, pero sólo ahí donde la modernidad no ofrece respuestas
satisfactorias, y ello sin poner en tela de juicio los logros y los
principios de la misma modernidad religiosa.
En cambio, la situación religiosa de América Latina es
radicalmente distinta. La modernidad ha sido impuesta por las
minorías ilustradas, sin que las masas tengan acceso a una
educación secularizadora, o cuando lo tuvieron, como por ejemplo
en los países del Cono Sur, la depauperación creciente de estos 20
últimos años ha creado de nuevo una distancia insalvable entre la
cultura oral de las masas y la cultura escrita de las elites. En estas
sociedades duales y dependientes, lo religioso permanece como el
vehículo principal de la cultura, cuyo modo de expresión es la
oralidad sagrada. Por eso, conviene preguntarse si se puede hablar
de “refugio de las masas” para designar prácticas y creencias
religiosas que se inscriben en el universo de la dualidad cultural
latinoamericana y que son una expresión genuina de las
poblaciones latinoamericanas. Los pentecostalismos siguen pautas
idénticas a lo que se ha llamado el “catolicismo popular”. Pero más
que de “lo popular” se trata del universo de la oralidad, que se
opone a la cultura letrada. Este universo religioso de la oralidad
ofrece respuestas simbólicas y prácticas a los problemas vividos por
las masas. Lo hace a su modo el catolicismo de las devociones. De
igual manera, los nuevos movimientos religiosos facilitan la continua
formación y renovación del sentido para sectores sociales que no
pueden racionalizar de otra manera el sufrimiento y la
marginalización a que están sometidas. Estos movimientos ofrecen
respuestas concretas a la pobreza, que niegan por la eficacia de sus
prácticas colectivas. Por eso las prácticas religiosas se mantienen
elevadas. Aun cuando no se tienen datos en cuanto a tasas de
práctica, se impone la idea de que los pueblos latinoamericanos se
conservan eminentemente religiosos. Los signos de la vida religiosa
activa se perciben por doquier, en los templos, en las calles, en las
peregrinaciones hacia los santuarios, en las cruzadas pentecostales,
en los medios de comunicación. Y sin embargo, algo está
cambiando con la deserción de millones de latinoamericanos del
control de la Iglesia católica. Los científicos sociales tienen que
interrogarse sobre los efectos sociales de tal cambio y de su posible
impacto sobre el desarrollo económico y social. ¿El abandono de las
devociones católicas, la adopción de creencias y prácticas
pentecostales y evangélicas en competencia con religiones
afroamericanas revitalizadas no corresponderá al proceso de
racionalización de las creencias y de las prácticas que acompañó a
la modernidad europea? Por lo tanto, vale la pena discutir el tipo de
modernidad que vive América Latina interrogando la función de la
mudanza religiosa, y en particular el sentido de la difusión masiva de
prácticas y de creencias pentecostales y evangélicas.
¿Corresponden éstas al proceso que encaminó al protestantismo
puritano del siglo XVII, al cual Max Weber otorgó una importancia
decisiva en la expansión del espíritu del capitalismo? La discusión

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