Revolución y libertad de enseñanza

AutorJosé Antonio Aguilar Rivera
Páginas98-105
98
IX. REVOLUCIÓN
Y LIBERTAD DE ENSEÑANZA
LUIS CABRERA (1876-1954), importante revolucionario, entra en
esta historia por dos puertas, un tanto contradictorias. La pri-
mera tiene que ver con la fundación de la Escuela Libre de
Derecho en 1912 y la segunda con su crítica al cardenismo en la
década de 1930. Como apunta Garciadiego, “el nacimiento de
la Escuela Libre de Derecho fue un importante acontecimiento
en la historia superior en México y un confl icto ilustrativo de
la problemática política y educativa de los primeros años de la
Revolución mexicana”.1
Después de trabajar para Carranza, Cabrera fi nalmente fue
expulsado de la “familia revolucionaria” por oponerse a las re-
formas del presidente Cárdenas. En 1936 Cabrera escribió un
texto titulado “La Revolución de entonces (y la de ahora)”. En
él afi rmaba: “llamo la Revolución de Entonces a la que inició
Madero y consumó Carranza. La que cristalizó en la Constitu-
ción de 1917. Llamo la Revolución de Ahora a la que se propone
destruir nuestra Constitución, por anticuada, y sustituirla por
las nuevas teorías sobre la organización de una sociedad sin
clases”.2 Para Cabrera, la sociedad “no es otra cosa que el con-
junto de los individuos organizados para poder lograr mejor
la felicidad de los hombres de carne y hueso, que comen, que
piensan y que viven”. Y seguía: “lo que por vía de concisión
se llama los derechos de la sociedad, son los derechos de los
1 Javier Garciadiego, “Los orígenes de la Escuela Libre de Derecho”, Revista
de Investigaciones Jurídicas, año 17, núm. 17 (1993), p. 100.
2 Luis Cabrera, “La Revolución de entonces (y la de ahora)”, 26 de noviem-
bre de 1936, en Luis Cabrera, Obras completas, vol. 3, Obra política, México,
Ediciones Oasis, 1975, pp. 789-820. “Para los modernos socialistas —afi rmaba
Cabrera—, el individuo no existe, la Sociedad es todo. Creen que la sociedad
es una entidad independiente, una especie de rival del individuo. Como si pu-
diera existir el organismo sin las celdillas; como si pudiera haber patria sin
mexicanos, como si pudiera haber ejército sin soldados, o sindicato sin obreros,
o cooperativas sin campesinos.” Ibid., p. 793.

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