Quintana Roo 1921-1930

AutorCarlos Macías
Páginas351-368
XII. QUINTANA
ROO
[1921-1930]
PRESENTACIÓN
A
propósito
de
Quintana
Roo, Moisés Sáenz
publicó
en
1939
un
retra-
to
pleno
de
ironía
y
crudeza
acerca
de
cómo
los ideales revolucionarios
y los
programas
de
transformación
social solían
chocar
con
las condi-
ciones específicas
de
la
población
y el
medio
ambiente.
Los
puntos
de
vista
de
Sáenz, el
pedagogo
renovador,
el
incisivo escritor,
eran
avala-
dos
por
sus
frecuentes
expediciones
al
interior
del
país,
por
prolonga-
das
jornadas
de
observación
como
la
que
emprendió
a
Quintana
Roo
en
1929,
con
el
propósito
de
conocer
el
territorio
y
-según
sus propias
palabras-
de
difundir
ante
la
conciencia
pública
el aislamiento
en
que
estaba
sumida
aquella
porción
peninsular. El
retrato
en
cuestión
capta
el
optimismo
de
un
político equis,
prototipo
de
la alta
burocracia
pos-
revolucionaria,
quien
había
sido
enviado
por
las
autoridades
del
centro
del país
para
gobernar
aquel
territorio.
La
frase siguiente
vendría
a
ser
la
respuesta
ufana
del
"gobernador
y
jefe
de
Operaciones
Militares",
ante
la
curiosidad
de
un
hipotético
visitante:
Me
preocupo
por
hacer
que
la Revolución llegue al Territorio.
Aquí
se
ha
estado
como
estábamos
en
1910.
Aquí
no
ha
habido
agitación. Es
necesario
repartir
tierras. Hay
que
crear
el ejido. Necesitamos
producir
maíz. Hay
que
ir
duro
contra
los
explotadores,
contra
los concesionarios. Hay
que
comba-
tir a los reaccionarios y a los curas.
El viajero,
admirado
por
tal
entusiasmo
gubernamental
-razona
Sáenz-,
cae
luego
en
la
cuenta
de
que
en
ese territorio
no
hay
campe-
sinos;
de
que
la
apertura
de
terrenos
para
la
siembra
de
maíz signifi-
caría, a
más
del
sacrificio
de
maderas
preciosas, la explotación
de
un
periodo
agrícola
de
tres años,
cuando
lo
conveniente
serían los cultivos
tropicales;
de
que
en
esa
región
no
existe
gente
arraigada
ni
mucho
menos
hábitos
de
participación
política,
por
lo
que
no
puede
haber
reaccionarios o revolucionarios;
y,
en
fin,
de
que
el
único
cura
catalán
que
señorea
la
jurisdicción
se
ha
vuelto
medio
cismático. "El forastero
quiere
decir
dos
palabras
de
estas
cosas
al
gobernador
-concluye
Moisés
Sáenz-,
pero
no
hay
modo;
el
funcionario
gusta
de
oirse
351
352 FIGURAS DEL PODER
POLÍTICO
REGIONAL [1920-1935]
hablar: hay
que
hacer
la revolución ... los
ejidos
...
el
maíz
... los reaccio-
.
"1
nanos
...
En
rigor,
Sáenz
incursionaba
en
el
camino
de
la
autocrítica
y
en
el
recuento
de
los logros y
omisiones
de
la revolución:
el
optimismo
--o
el
dogmatismo-
de
los revolucionarios
no
sólo le
había
inyectado
vita-
lidad
a las
acciones
del
gobierno;
también
-y
ello
era
lo
digno
de
acentuar-
había
desempeñado
un
papel
mixtificador
de
la
realidad
social. Es
nuestro
interés, al
enmarcar
en
su
tiempo
las epístolas
acerca
de
Quintana
Roo,
documentar
algunos
perfiles
que
conferían
ori-
ginalidad
a
la
geografía
y a la
organización
política
del
lugar, o
mejor
dicho,
que
complicaban
la
adaptación
rígida
del
programa
de
reforma
social.
Los 50 mil
kilómetros
cuadrados
que
componían
este
territorio
pe-
ninsular
estaban
en
gran
parte
cubiertos
por
la
espesura
de
la selva y
por
la
doble
tiranía
del
calor
y los
mosquitos.
Poco
era
lo
que
la
mano
del
hombre
había
modificado
o
adaptado
del
entorno
quintanarroen-
se hasta el
año
de
1925;
aunque
no
era
poco
lo
que
la
naturaleza
apor-
taba
para
sus
moradores.
El
sustento
de
la
población,
el
alma
de
la eco-
nomía
local, estuvo
fundada
durante
mucho
tiempo
en
la
explotación
de
las
maderas
preciosas
(caoba
y
cedro),
en
la
extracción
chiclera
-producto
del
chicozapote-
y
en
la
recolección
de
palo
de
tinte
y
Si
el factor
demográfico
constituye
uno
de
los
indicadores
básicos
que
la
Federación
ha
atendido
en
los
últimos
150
años
para
elevar el status
de
distrito a
territorio,
y
de
territorio
a
estado,
bien
podría
señalarse
que
la
magnitud
de
la
población
de
Quintana
Roo
conservó
con
pre-
cariedad
la
categoría
de
territorio
federal
de
1902 a 1931;
tan
sólo
un
promedio
de
nueve
mil
personas
habitaron
el
territorio
en
el
periodo
que
corrió
de
191 O a 1930.
Por
lo
demás,
las
condiciones
económicas
de
Quintana
Roo
burlaban
toda
tentativa
de
establecer
un
serio
cálculo
demográfico.
En
épocas
de
mayor trajín,
de
extracción
intensiva
de
chi-
cle, afluían miles
de
trabajadores
procedentes
de
las más variadas plazas
vecinas, tales
como
Belice, Yucatán,
Campeche,
Veracruz,
Tabasco
y
hasta del
centro
de
la República.
De
modo
que
cada
año,
en
julio,
los
habitantes
de
Quintana
Roo llegaban casi a 12 mil.
Bien haya sido
por
motivos
demográficos,
políticos o
económicos,
lo
cierto
fue
que
el
territorio
federal
se "disolvió"
entre
1931 y 1935
para
integrarse
en
partes
a Yucatán y a
Campeche.
La
lógica
indica
que
en
,1 Moisés Sáenz, México íntf'gro, Lima,
Perú,
Imprenta
Torres
Aguirre, 1939,
pp.
57-58.
2
Un
apreciable
y
completo
panorama
de
la
historia
de
este
territorio,
se
ofrece
en
la
an-
tología
preparada
por
Lorena
Careaga
Viliesid,
titulada
Quintana
Roo. Textos
de
su
historia, 2
tomos, México,
Instituto
de
Investigaciones Dr.
José
María
Luis Mora, 1990.

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR