La propiedad privada en las Islas

AutorMarineyla Cabada Huerta
Cargo del AutorInvestigadora en el Centro de Estudios de Derecho e Investigaciones Parlamentarias de la Cámara de Diputados; Licenciada en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México
Páginas26-36
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Es así que la referida asociación civil se ha trazado los objetivos
de promover, asesorar, apoyar y realizar actividades de desarrollo
comunitario, investigación, información, difusión y vigilancia, mediante
la elaboración y apoyo a proyectos de planeación, conservación,
restauración, desarrollo comunitario, educación ambiental,
capacitación, investigación, comunicación y estudios jurídicos
relacionados con las islas de México; la obtención de financiamiento
en el corto, mediano y largo plazo para realizar las actividades de
conservación, manejo y desarrollo sustentable de los ecosistemas
insulares, costeros y marinos; y, las asesoría interdisciplinaria a las
sociedades civiles y mercantiles, instituciones publicas y privadas,
nacionales y extranjeras, en cualquier actividad vinculada con la
conservación y uso sustentable de las islas y costas de México.
La propiedad privada en las Islas.
Antes de la llegada de los españoles, en las tierras
de Anáhuac, predominaban tres pueblos (Mexica, Tepaneca
y Texcocanos), los cuales tenían semejanza en cuanto a su
organización interna se refiere. En la jerarquía social el rey era
la autoridad máxima, posteriormente se encontraban dos clases
privilegiadas: los sacerdotes y los guerreros, siguiéndoles la
nobleza en general constituida por familias de abolengo.
Por último, se encontraba un gran número de individuos que
eran denominados como “El Pueblo”. De acuerdo con las diferentes
clases sociales es que se llevaba a cabo la distribución de la tierra.
Con el pretexto de la evangelización los españoles se
apoderaron de los territorios americanos. Entre España y Portugal se
entabló una disputa por las tierras descubiertas, ya que la gran cantidad
de expediciones auspiciadas por ambas naciones frecuentemente
llegaban a los mismos puntos resultando confusos los tiempos y
de esta manera cada una reclamaba para sí las tierras en las que se
posaban. Para dar solución a las discusiones entre las dos potencias
navieras, el Papa Alejandro VI emite varias bulas.
“… Así que todas sus islas, y tierras firmes halladas y que
se hallaren descubiertas y que se descubrieren desde la primera
línea hacia el Occidente y Mediodía que por otro Rey o Principe
Christiano, no fueren actualmente poseídas hasta el día del nacimiento

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