Prólogo

AutorLorenza del Río Cañedo/Edwin Álvarez
Páginas13-14
Prólogo
Es la presencia tangible de un legado intangible; un museo que narra
una historia intensa y, en más de un sentido, viva. El Museo Casa de
Carranza honra a quien hace 100 años fue puente entre dos siglos
de la historia nacional, no sólo porque nació en el XIX y murió en el XX,
sino porque recibió, de ese grupo de hombres, poco mayores que él, que
integraron la brillante generación de la Reforma, un proyecto de Nación que
él transmitió a los mucho más jóvenes revolucionarios.
Atendiendo a su vocación, siempre se interesó por los asuntos de carácter
público, e hizo política, con sus convicciones por delante. Fue presidente
municipal, diputado local, diputado federal, senador y gobernador de su natal
Coahuila, posición desde la cual observó con entusiasmo el ascenso al poder
de Francisco I. Madero, por la vía democrática; y con desesperación y coraje,
su posterior caída que amenazaba al país con desencuentros lastimosos. A
los 54 años –edad avanzada para la época– decidió abrirse paso a sangre y
fuego, a través de los 1,100 kilómetros que separan Cuatro Ciénegas de la
Ciudad de México, para contener la guerra fratricida y restablecer el orden
constitucional.
Es la historia de un hombre grande, como hay muchos, que se
transformó en un gran hombre, como ha habido pocos.
El espíritu de la Constitución de 1857 encontró en Venustiano
Carranza el impulso que se requería para recobrar vigor. No obstante, esa
preceptiva constitucional fue sólo el punto de partida. Reivindicaciones
políticas y sociales se fueron abriendo paso hasta convertirse en un código
fundamental pleno, omnicomprensivo; principios, valores, proyecto y reglas
jurídicas para el nuevo siglo de un país que seguía en espera de tiempos
mejores.
Fue un resuelto defensor del interés superior de la Nación; por eso,
Carranza asumió el costo que significaba fungir como salvaguarda e impulsor
del constitucionalismo: “nunca he sido menos libre que ahora, que estoy
buscando la libertad de mi pueblo”, dijo. Desde esa posición, como afirma
Héctor Aguilar Camín, “se comportó como un gobernante, no como un
rebelde ni como un simple jefe militar”.
Eso y más justifica la pertinencia de esta publicación. La imponente
casa construida por el ingeniero Manuel Stampa apenas dos años antes del
XIII

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