Prologo

AutorJesús Hernández Rodríguez/Mónica Isela Galindo Cosme
Cargo del AutorContador publico egresado de la Escuela Superior de Comercio y Administración, del IPN/Contador publico egresado de la Escuela Superior de Comercio y Administración, del IPN
Páginas21-22
PROLOGO
Gran inquietud ha despertado entre los diversos contribu-
yentes la modificación a los artículos correspondientes a la
emisión de comprobantes digitales. Quizá en algunos tribu-
tantes exista cierto temor derivado de la fiscalización que se
desprende de la información que se presenta a las autorida-
des fiscales. Si pensamos en que los ingresos serán periódi-
camente reportados por los propios contribuyentes mediante
los comprobantes digitales y las deducciones a través de
terceros, sea por los mismos comprobantes digitales o por
las Declaraciones Informativas de Operaciones con Terceros
(DIOT), y que mediante autoridades tales como el IMSS, o
mediante el crédito por salarios gravados para efectos del
IETU, e incluso, mediante la Declaración Informativa Múlti-
ple (DIM), u otros elementos, se puede conocer de manera
aproximada el monto de la utilidad fiscal, también es posible
estimar el tributo. Es decir, cada vez que las autoridades fis-
cales piden mayor información, los contribuyentes se vuelven
transparentes en su actividad económica y por lo tanto en la
tributación. No obstante lo anterior, la tributación es una parte
de la vida de cualquier ente económico, y la preocupación del
contribuyente debe centrarse en el negocio y su crecimiento,
no se trata de pagar mucho o poco, ni de desperdiciar opor-
tunidades comerciales o de crecimiento en aras de no pagar
impuestos, aportaciones de seguridad social o cualquier otra
contribución. Todo cambio provoca temor, inseguridad e in-
cluso protestas; por lo que nuestra recomendación es que
los contribuyentes no deben sentir miedo por los compro-
bantes digitales, puesto que en la medida en que conocen las
bondades de la digitalización pueden palpar los importantes
ahorros económicos, la agilidad en las operaciones, y apro-
vechar las ventajas que otorga esta modificación. Sirva como
ejemplo el temor que hubo y las correspondientes quejas
cuando se realizó el primer pago electrónico en el año 2002,
las declaraciones del segundo semestre del citado año pare-
cieron un caos, el pánico hizo presa de muchos contadores
que debieron presentar las declaraciones anuales mediante
el programa de Documentos Electrónicos Múltiples (DEM),
o las primeras informativas mediante el programa de Decla-

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