Pino Suárez

AutorRamón Puente
Páginas109-111
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En su gira por los estados de Yucatán y Tabasco, conoc e Madero a José
María P ino Suárez, un abogado de media na edad, de origen humilde, pero
de reconocida honradez. Ya var ios años antes habí a fundado un periódico
para defender a las clases t rabajadoras esclavizadas en Tabasco y Yucatá n
de tiempo inmemor ial, publicación que no t uvo una lar ga vida porque los
capitali stas de la pení nsula le declar aron una g uerra a muerte. Había
publicado también u n volumen de versos, Procelar ias, y su temperamento
era soñador.
La constitución de Pi no Suárez parecía endeble, su fisonomía apacible
y sus ojos hundidos en cuencas de sufri miento o v igili a. Madero simpat i-
zó entrañablement e con aquel abogado poeta, más por lo poet a que por lo
abogado. Se lo lleva grabado i ndeleblemente en sus recuerdos, y cuando
es necesario lo ma nda lla mar para el cu mplim iento del pacto en que ha-
bían conve nido.
Pino Suár ez, que no había tenido inconveniente pa ra gastar más de 80
mil pesos, que era todo el pat rimonio de su fa mili a, en funda r un diar io
de combate, tampoc o lo tuvo para acud ir a la cita con el jefe de su par tido
político. Sal ió sigilosa mente de Tenosique, su pueblo, acompañado única-
mente de su concuño Arc adio Zentell a, para int ernarse p or El Petén, en
territor io guatema lteco, a donde llega una noche t empestuosa, ilum inada
solamente por los relá mpagos. Lo recibe en su rica monterí a su amigo don
Manuel Sisniega Oter o, y los 8 mil pesos que había con seguido por conduc-
Pino Suárez
Ramón Puente

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